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EL ARTE OSCURO

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sábado, 16 de agosto de 2008

- Alquimia - LA ALQUIMIA COMO CIENCIA DEL ARTE HERMETICO

- Alquimia -
La alquimia como ciencia del arte hermético

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LA ALQUIMIA COMO CIENCIA DEL ARTE HERMETICO
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Que no ha sido extraída de los libros de otro, sino que ha sido
justificada y probada por experiencia propia; puesta a la luz, por un filósofo
reconocido como tal, para honor y gloria de los hijos del Arte, en los Idus
de Septiembre del año 1720
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I La alquimia es un estudio que imita a la naturaleza y va
mucho más lejos que esa sirviente de la divinidad
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II No es la lectura de los libros de filosofía lo que constituye
la filosofía, antes bien es la práctica, precedida por los
descubrimientos de un amigo fiel que nos demuestra el arte.
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III Nuestro arte es fácil y difícil, muy precioso y vil, según el
sujeto que a él se aplica y se aficiona.
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IV Es fácil en tanto y cuanto se conduce conforme a la vía de
la simple naturaleza.
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V Pero es difícil en tanto y cuanto nos descubre todos los
misterios de esa sabio obrera, haciéndonos confidentes de sus
resortes ocultos.
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VI Es muy precioso en relación a aquellos que buscan
nuestro arte en las cosas caras y preciosas.
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VII Es vil en tanto saca su origen de una cosa que, si bien no
es vil, cuanto menos es muy común.
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VIII La materia de los filósofos es única en esencia y en
número, y no depende de muchos sujetos.
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IX No es en el reino astral donde conviene buscar nuestra
materia, aunque ella contenga toda la virtud de los astros.
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X Tampoco es entre los elementos, aunque ella los tenga
concentrados en sí misma.
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XI Ni mucho menos nos la puede proporcionar el reino
animal, aunque ella esté dotada de una alma muy noble.
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XII El reino vegetal no nos puede proporcionar nuestra
materia, aunque en ella exista un espíritu vegetal y una virtud
mucho más multiplicativa que la de los vegetales.
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XIII Está, en fin, en la última familia de la naturaleza, quiero
decir: en el reino mineral, donde es preciso descubrirla, aunque
no sea ni oro, ni plata, ni mercurio vivo, ni ningún otro de los
otros metales y minerales, mayores o menores, a excepción
hecha de eso que los filósofos llaman su Electro Mineral
inmaduro, o la Magnesia Filosófica, a la que llaman su Saturno,
que en modo alguno es el (Saturno) común y que es
incomprensible al ordinario sentido de los químicos vulgares.
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XIV La materia de los filósofos ha de estar cruda, es decir,
no ha de haber pasado jamás por el fuego.
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XV Nuestra magnesia es la verdadera y única materia de la
piedra filosofal, en nuestra vía universal, que es húmeda y seca.
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XVI La disolución de nuestra materia es, o violenta, o suave,
o benigna.
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XVII El fuego de los filósofos, siendo como es el mayor, es
también el primero entre sus secretos (ya que es el único
conocimiento que distingue al filósofo de los sofistas), es triple: el
natural, el sobrenatural y el elemental.
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XVIII El fuego natural es el que hace el azufre de oro de la
magnesia.
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XIX El fuego sobrenatural es el menstruo disolvente de los
filósofos, que no es corrosivo. Es un fuego no ígneo, una agua no
acuosa, un espíritu corporal y un cuerpo espiritual, en una
palabra, un fuego frío, cuyo calor lo lleva, sin embargo, sobre el
natural y el artificial. Solamente este calor puede disolver
radicalmente al oro sin corrosión alguna, hacerlo fusible y
potable, que es, entre todas las medicinas y entre todos los
remedios, el mejor y el más eficaz.
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XX El fuego elemental es la clave del natural y del
sobrenatural.
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XXI El fuego natural es la madre del mercurio de los
filósofos; el natural es su padre y el elemental es su nodriza y
gobernante.
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XXII El mercurio de los filósofos es simple, o doble, o triple.
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XXIII El simple es la fuente agria de los filósofos, o su
Vinagre Filosófico, que es el primer fundamento y el único
principio de la piedra, él es quien extrae los azufres de los
metales, resolviendo y volatilizando sus sales.
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XXIV El doble, que es la tierra foliada filosófica, es un
perfume y un Oxicrates muy dulce, una agua que no moja las
manos; es, en fin, aquello que los filósofos llaman su Azoth.
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XXV El mercurio triple es la primera materia de los filósofos,
que contiene sus tres principios, a saber: la sal, el azufre y
mercurio filosóficos, unidos inseparablemente por el ligamen de la
conjunción. Ese mercurio es, finalmente, quien se sella
herméticamente a sí mismo y esa agua mezclada de fuego.
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XXVI Tenemos cinco disoluciones de nuestra materia:
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1ª. De la materia cruda para extraer de ella el fuego de los filósofos.
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2ª. Con objeto de que ese fuego secreto, después de haber sido
extraído, haga aparecer el Fuego Vitriólico no común, sino
filosófico, que se llama Plomo de los filósofos.
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3ª. Que ese fuego vitriolico pase por la putrefacción en el caos de los filósofos.
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. Del oro filosófico, por el propio imán mercurial.
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5ª. De la tierra filosófica, a fin de formar de ella el mercurio doble.
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XXVII Aparecen dos putrefacciones: la de nuestro Vitriolo y la de la
Tierra Adámica, llamada así por los Filósofos, a fin de preparar
con ella la tierra foliada, o mercurio doble.
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XXVIII Los Filósofos no tienen más que un Imán y dos
aceros.
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XXIX El mercurio simple de los filósofos es el imán de su
azufre. Por medio de él extraemos el oro de los filósofos que es
mucho más precioso que el oro vulgar. También es el Imán de la
sal filosófica; es con él que lavamos la tierra filosófica y la
hacemos volátil, con objeto de que se junten exactamente y
compongan lo que se llama mercurio doble.
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XXX Uno y otro aceros, tanto el sulfuroso como el salino, se
han de hacer cocer once veces con el imán mercurial, a fin de que
adquieran por medio de esta cohobación reiterada, una
naturaleza regenerada muy noble.
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XXXI La volatilización de la tierra filosófica por medio del
espíritu del mercurio ( a fin de que sea engendrada la sal de los
metales, que es la piedra misma) reclama un artista ingenioso,
asiduo y paciente.
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XXXII El gran misterio consiste en saber volatilizar la tierra
filosófica: sin esa volatilización los restantes trabajos son inútiles
y vanos. Los filósofos han sido muy reservados en este punto.
Ramón Llull, Basilio Valentín, Teofrasto, Paracelso, Geber, Arnau
de Vilanova, Melchor, Michel Sendivogius, el conde Trevisano,
Morien y otros muchos han sido muy secretos y muy oscuros y no
han descrito el procedimiento más que con diversos jeroglíficos,
hablando de él con términos muy variados. Con respecto a la
diversidad de fenómenos que aparecen en esta elaboración, unos
le han dado el nombre de, Nitro virgen extraído de la tierra
adámica; otros lo han llamado, Días grandes de Salomón; a
veces, Campos de Marte; además, Verdor bendito de Venus; en
otras ocasiones, Cosecha de hojas y frutos; ocasionalmente,
Aceite de talco de los Filósofos; más tarde, Mercurio
amalgamado; otras, Masa de perlas listas para coagularse, Masa
Estigiana, Mar Glacial; a veces, Luna preñada de Mercurio; y en
otras, Diamante filosófico, Tierra foliada, Tártaro de los Filósofos,
Maná, Dragón que devora su propia cola. No terminaríamos
nunca de citarlos.
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XXXIII La tierra foliada de los filósofos se
compone con su propio oro líquido, según el peso de la
naturaleza: para entonces ella es primera materia a la cual, si se
le proporciona el Fuego graduo filosófico (que los filósofos llaman
Aceite de Saturno, o Sello de Hermes) esa tierra será conducida
al elixir blanco y rojo; se tiñe y se perfecciona por sus propios
elementos, que son el aire y el fuego y se multiplica al infinito.
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XXXIV No hay vía particular que no sea emanada de la
fuente universal. No hay que dar crédito, pues, a las fábulas de
los sofistas de los tiempos presentes que saben arrancar el dinero
de las gentes demasiado crédulas, engañándolos con la
esperanza de una futura ganancia que no llegará jamás.
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XXXV Los particulares reales se hacen con el simple espíritu
del mercurio de los filósofos, que es solar y lunar, como la piedra
de fuego de Basilio Valentín, el aumento del oro y de la plata, el
cobre conducido hasta los grados de la perfección. La
transmutación del oro y de la plata en una tintura tingente. La
maduración del mercurio vivo en plata y en oro, y otros muchos.
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XXXVI El doble mercurio de los filósofos nos proporciona el
aceite de talco, llamado por algunos su Gut. Conserva la flor de la
juventud hasta la más avanzada vejez. Puede disolver muchas
perlas pequeñas para hacer otras más grandes, más hermosas, y
con mucho, en calidad y en belleza, que las naturales.
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XXXVII La tintura perfecta, además de la transmutación de
los metales, multiplicada al infinito, restablece y fortifica la salud,
hace fecundas a las mujeres estériles, transmuta los cristales en
piedras preciosas y diamantes, exubera a estos últimos en
carbunclos y hace maleable al vidrio.
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XXXVIII En una palabra, los
misterios de la piedra son tan grandes que a duras penas puede
la razón humana concebirlos.
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XXXIX Es así, como dice Hermes, que Dios creó el mundo.
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XXXX La piedra contiene en ella, finalmente, los secretos, las
riquezas, los milagros y las fuerzas de los tres reinos. El todo
proviene de una sola cosa. Por muy celebre medico o químico que
seas, resuélveme, si puedes y si te place, este Silogismo; si no y
si me das ocasión, estoy preparado para resolvértelo
demostrativamente.
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No dudo, señor, de que este programa arrojará a todos los
lectores a las experiencias con los minerales, dado que designa
ese Electro Mineral inmaduro, como materia de la piedra. Voy a
explicaros lo que los filósofos entienden por su Electro Mineral.
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Nuestra materia, dicen todos, se encuentra sobre el mar y sobre
la tierra y dicen verdad, pero en otro lugar advierten que no
puede ser encontrado en ningún lugar del mundo, y no nos
engañan.
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Por los minerales se entiende cualquier tipo de sales; es esa
sal filosófica de la que habla Filaleteo a la que llama primer ser de
todas las sales, a la que es preciso hacerla tal, es decir,
componerla por medio de un imán atractivo de las virtudes
celestes que es el Electro Mineral, apareciendo bajo la forma de
un "fray de ranas" (fray de grenoüilles).
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No se han equivocado pues de excluir todos los metales y
todos los minerales dado que mineral está formado por el artista
de una cosa extraída a partir de una minera, que no es nada
menos que las minas ordinarias y esta cosa es el iman de las
virtudes celestes; también exclaman: Nuestra materia tiene sus
propias mineras.
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Lo que también ha engañado a una infinidad de artistas que
han trabajado infructuosamente sobre la verdadera materia, es
que han tomado el sello de Hermes por un vaso lutado, ya sea
con la lámpara de esmaltar o más exactamente, taponado con un
luten; pero yo creo que es necesario que nuestra materia se haga
por sí misma un luten, es decir, que el gusano de seda se
encierre por si mismo en su capullo (Buchère, Amy-Sage,
Flamel).
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Además creo que alguno de los fuegos de los químicos no
debe intervenir en la obra, en consecuencia, como atestiguan los
filósofos, excluyo todos los fuegos de hornos a viento, de retorta,
de reverbero, de lámpara, de vientre de caballo y me limitaré a
su fuego secreto. Pero ¿cual es ese fuego secreto? He aquí la
piedra de tropiezo.
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La materia de la piedra y el fuego secreto han hecho
tropezar a una gran cantidad de habilidosos: no ha sido acordado
a todos los hombres el poder penetrar en los misterios más
sublimes de la naturaleza, entre los que la piedra filosofal ocupa
el primer rango. He leído a todos los autores que tratan de este
gran arte, sin poderlos profundizar enteramente.
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He consultado a quienes que tenían mayor reputación sobre
estas materias; no he negligido los manuscritos y confieso que
todos los conocimientos que he podido sacar de ellos aún son
muy imperfectos. Me pongo, a pesar de todos mis desvelos, en el
rango más bajo entre aquellos que los adeptos llaman profanos.
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Incluso tengo la temeridad de pensar que muchos autores
que tienen la reputación de haber operado la gran obra, no la han
adquirido más que escribiendo oscuramente y copiando los
pasajes de los verdaderos filósofos, en la interpretación de los
cuales habían hecho vanos esfuerzos.
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No es que niegue la posibilidad de la gran obra, por el
contrario, estoy convencido de ella. No fuera posible que tantos
grandes hombres, que han compuesto tan vastos tratados hayan
podido consagrar el más serio estudio de su vida a una quimera,
o si hubieran sido arrastrados por una ciega credulidad no
leeríamos entre ellos, que hicieron los más auténticos sermones,
el tomar por testigos a las cosas más respetables y más sagradas
de la verdad que os quieren anunciar. Reconozco que muchas
gentes han sido seducidos por la impostura; convengo que una
infinidad de desdichados han tomado impunemente el nombre de
filósofos.
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Seguro es que esos mismos han tenido una buena baza para
imponerse a la mayor parte de los hombres en lo que concierne a
la transmutación metálica
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Todos los químicos vulgares con un poco de experiencia
saben, sin ningún género de dudas que desulfurando con
corrosivos los dos metales perfectos y arrojando ese azufre sobre
una parecida cantidad o peso de mercurio, o metales imperfectos,
la transmutación se opera al instante. Sin embargo, la mayor
parte de los hombres clama milagro ante experiencias parecidas:
las bolsas se abren y el fraudulento alquimista se aprovecha de
su simplicidad.
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La piedra de los filósofos es de otra naturaleza bien distinta:
transmuta los metales sin necesidad de tomar prestados los
azufres de los otros metales perfectos y es la soberana medicina
para curar los mixtos de los tres reinos. El fragmento que os
acabo de dar es suficiente para dar una idea justa del arte, no
menos que para hacer ver aquello que miles de volúmenes han
escrito sin orden alguno; en una palabra, una especie de tesis
que un señor alemán pretende sostener ante la faz del universo.
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Se entrega para el partidario del torneo (tenant du tournoi) y
parece invitar a la disputa sobre esta materia a los sabios, a la
manera de Alemania, donde se sostienen tesis públicas sobre
esta ciencia. Esta pequeña obra ha sido escrita en latín, pero
debería ser traducida a todos los tipos de lenguas para bien y
comodidad de los hijos del arte que no están letrados.
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Traducción del Latín de Santiago Jubany

- Alquimia - LA ALQUIMIA MEDIEVAL HACIA LA PIEDRA FILOSOFAL

- Alquimia -
La alquimia medieval hacia la piedra filosofal

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LA ALQUIMIA MEDIEVAL HACIA LA PIEDRA FILOSOFAL

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En el transcurrir del tiempo, el interés de la alquimia se vio
incrementado durante las Cruzadas, cuando Occidente a través
de ellas y los contactos con Oriente, se familiarizó con un gran
numero de materias oloríferas procedentes del Lejano Oriente,
para cuya elaboración eran necesarios conocimientos alquímicos.
De esta manera podríamos decir que llegamos a lo que los
estudiosos consideran la Alquimia Medieval, que tuvo un gran
desarrollo y un gran auge. Así podríamos distinguir en la Alquimia
Medieval tres "Tempos" o tres fases.

El Primer Periodo (1200 -1300) se basó en un tiempo en que
la alquimia era una capacidad manual que demostraba su utilidad
a través de la coloración de metales, haciendo creer que se
trataba de transmutaciones.

La parte teórica de la transmutación de metales se trataba
de manera extensa en un libro singular denominado "Mineralogía"
erróneamente atribuido a Alberto Magno. En este libro casi
mágico en aquellos tiempos, podríamos llamarlo grimorio, se
trataba de manera exhaustiva, toda clase de procedimientos que
maravillaban a la gente instruida, y en ningún momento estos
conocimientos llegaron claro esta al gran vulgo, ignorante e
inculto, que bastante tenia con conseguir su mísero sustento.

El Segundo Periodo (1300 - 1600) se caracterizó por un gran
auge de personas cultas que se interesaron por la Alquimia y sus
enormes perspectivas. Así Valentinus en Alemania y Norton en
Inglaterra se destacaron en la tarea, tanto teórica como
prácticamente.

El trabajo se basaba y centraba en la fabricación de "La
Piedra Filosofal" o "Lapis Philosophorum" con cuya ayuda se
esperaba poder fabricar el maravilloso y singular oro. Materia tan
deseada por los Príncipes.

También la búsqueda de una medicina universal que no solo
curara enfermedades, sino que también diera "Vida Eterna", puso
a la Alquimia en estrecho contacto con la Medicina. El
representante mas importante de ese grupo de hombres excelsos
y elegidos fue Paracelso, del que ya os hablare en otro articulo,
ya que su figura merece ser singularizada.

Significativa para la fase final de este periodo es la
sobrecarga que vive la Alquimia por la incorporación del
Simbolismo Cristiano. Ya que a partir de entonces se entra en un
periodo en que la totalidad de la doctrina cristiana se interpretara
en función de la Alquimia o se utilizara como símbolo para los
procesos y manifestaciones alquimias. Incluso se llegó a
identificar la Piedra Filosofal con Jesucristo, el cual salvó y cambió
al mundo con su muerte.

El Tercer Periodo (Siglo XVII y posteriores) se basó en la
famosa revolución científica de este siglo, merced a la cual se
separó de manera definitiva la alquimia aplicada y la teóricoespeculativa.
Este siglo tiene una especial significación con la
aparición de los Rosacruces, los que en sus cerrados y herméticos
círculos, continuaron con el estudio y desarrollo de la forma
esotérica de la Alquimia.

El "Corpus Hermeticum" traducido al Latín por Ficino (1433-
1499) influyó muchísimo en la alquimia en sus comienzos. En
realidad contenía modelos para superar la filosofía natural
cristiano-escolástica, y de forma progresiva, el racionalismo y el
experimentalismo se desembarazaron de los elementos ocultos
contenidos en estos modelos conceptuales.

A mediados del siglo XIX, la Alquimia tuvo una corta época
de esplendor en la medicina cuando médicos famosos y doctos
como Rademacher y Latz, buscaron un medio de curación
universal, apoyándose en la famosa tradición paracelsica.
"Die Alchemie" (La Alquimia) de 1869 de Latz es una de las
ultimas obras de la alquimia especulativa y contiene una
interpretación abismal de la famosa y hermética "Tabula
Smaradigna".

Aquí llegamos ya a uno de los últimos activistas alquímicos
como el francés Champagne también conocido con el misterioso
nombre de Fulcanelli (otro hombre del que hablaremos en
particular) que dio mucho que hablar y aun esta dando a raíz de
sus intrigantes y curiosísimas obras en especial a la construcción
y génesis de las catedrales.

En Alemania Franz Tausend llegó a afirmar en los años 20
que podía fabricar oro. Y escribió un famoso libro alquímico: "180
Elemente,deren Atomgewicht und eingliederung in das
harmonischperiodische System" (180 elementos, su peso atómico
y su clasificación en el Sistema Armónico-Periódico) publicado en
1922. Incluso consiguió fabricar 1 gramo de oro en la Casa de la
Moneda Bavara, bajo control y vigilancia rigurosos. A raíz de ello
se le condenó por fraude y según parece fue asesinado después
de su excarcelación, debido a sus contactos con dirigentes
nacionalsocialistas. Pero...¿fue verdaderamente asesinado o se le
hizo continuar sus estudios por parte de Hitler y sus secuaces....?

- Alquimia - LA ALQUIMIA Y EL MISTERIOSO POTE DE ORO DEL MANA

- Alquimia -
La alquimia y el misterioso pote de oro del mana
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LA ALQUIMIA Y EL MISTERIOSO POTE DE ORO DEL MANA
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En todo lo que llevamos escrito de la alquimia y de su
desarrollo a través de los tiempos, hemos abarcado casi de
manera total todo lo sustancial y material. Es decir, hemos
hablado de la alquimia como una ciencia hermética que nos
puede permitir en el progreso de su desarrollo en llegar a
conseguir oro y metales preciosos. Pero existen estudiosos que
nos hablan de otra alquimia. La alquimia del espíritu y su
desarrollo alquímico.

Los Rosacruces mantienen en diversas formas, diversos
principios que van mas allá de lo puramente material, son
cuestiones meramente especulativas y teóricas pero que nos
pueden hacer pensar un poco. Veamos una teoría como
ejemplo de ello.

El Mana es el Espíritu humano que descendió del Padre
para peregrinar por la materia, y el misterioso pote de oro en
donde se dice que se conservaba dentro del Arca de la Alianza
simbolizaba el Aura Dorada del cuerpo del alma. Vete aquí que
ahora se entronca también la alquimia en lo espiritual, y si nos
atenemos a la lógica, también debe ser admisible. Ya que si se
habla de la transformación de la materia, ¿por que regla de
tres no se puede hablar de la transformación del espíritu?

Si bien el relato hecho en la Biblia no concuerda
exactamente con los hechos, si contiene los hechos principales
del maná místico que caía del cielo. Y es que si deseamos
conocer cual era la naturaleza de esta sustancia llamada pan,
debemos recurrir al Capitulo VI del Evangelio de Juan, donde
se describe que Cristo alimentó a la multitud con panes y peces
que multiplicó milagrosamente, lo que simboliza la doctrina
mística que sirvió para los dos mil años siguientes, cuya época
él inauguró, ya que durante ese espacio de tiempo, el sol por
precesión equinoccial, pasaba por el signo de Piscis, por lo que
se dispuso que los cristianos se abstuviesen de comer carne, al
menos un día a la semana (el viernes).

Asimismo, se les puso el agua a la entrada de los templos
y las obleas virginales en el Ara de la Comunión. Cristo también
explicó entonces en lenguaje místico pero inequívoco lo que era
el "pan de vida" o "Mana" es decir el Ego. Y así en los
versículos 33 y 35 de dicho Evangelio se puede leer: "...Pues el
Pan de Dios es aquel que descendió del cielo y dio luz al
mundo..." y también aquella hermosa frase: "...Yo soy el Pan
de Vida...".

Por consiguiente, este es el símbolo del Pote de Oro del
Mana que había en la Misteriosa Arca. Ese mana es por tanto,
el "Ego" o el "Espíritu Humano" que da vitalidad a los
organismos físicos. Y esta escondido dentro del Arca de cada
ser humano, y el pote de oro se halla latente en cada uno de
nosotros, en aras de nuestra propia perfección.

Como veis, la alquimia también puede ser tomada como el
desarrollo y el perfeccionamiento personal y espiritual de cada
uno de nosotros, y cada vez que cualquiera de los mortales que
se adentra en ella de cualquiera de las maneras, tanto material
como espiritualmente, y es lo suficientemente sabio para
comprender, se da cuenta de cuanto mas se sabe, mas falta
por saber y se llega a la percepción de "que nada sabemos"....

4 TEXTOS ALQUIMICOS DE UTILIDAD CIERTA

TEXTOS ALQUIMICOS DE UTILIDAD CIERTA

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“Lo que se hace por naturaleza no se hace por criatura.”
Jean de Meung

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Introducción
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Los cuatro textos que ofrecemos a continuación, la Plegaria de Nicolas Flamel, la Plegaria
de un Adepto Anónimo, un fragmento de una carta filosófica, un fragmento de la Obra secreta
de Jean d'Espagnet, los dedicamos a nuestros amigos conocidos y desconocidos, buscadores y
experimentadores de la química de los Filósofos, pero la química no bendita no engendra ningún
metal: no dice más que el oro prometido a los soñadores.
La clave del Arte químico no se lee en el sentido vulgar que liga su pote a las palabras
mal oídas. El Gran Arte es una santa aventura conocida en Egipto, tumba de Osiris. Lo que allí
se encuentra totalmente crudo debe cocerse en larga paciencia. ¿De dónde se coge este mercurio
que enciende la mecha del saber? De una negra nube que erra perdida. Es lo que leemos en los
primeros versículos del Génesis llamado también «Libro del Principio», principio del Gran Arte,
sin duda alguna, pero publicado en este exilio: «Creación del Mundo»
Allí donde encontramos que «En el principio, Elohim creó...», los sabios han leído: «En
Sabiduría, El creó» . Y esta sabiduría, ¿de dónde viene? Viene de nada, dicen . Así se ha enseñado que Todo fue creado «de Nada...», ya que la tierra estaba vacía y confusa y las «tinieblas estaban sobre la faz del abismo», y cuando «Elohim dijo: Que sea la Luz, la luz fue». Allí se encuentra
el origen de la Química de los Filósofos. ¿Acaso no salió de Egipto el Sabio Moisés?
_
I. Plegaria de Nicolas Flamel
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Dios Todopoderoso, Eterno, Padre de la luz de quien vienen todos los bienes y todos los
dones perfectos, imploro vuestra misericordia infinita. Dejadme conocer vuestra eterna Sabiduría.
Ella es quien envuelve vuestro trono, quien ha creado y hecho, quien conduce y conserva
todo. Dignaos enviármela del cielo vuestro santuario, y del trono de vuestra gloria para que esté
y trabaje en mí, pues ella es dueña de todas las artes celestes y ocultas, quien posee la ciencia y la
inteligencia de todas las cosas. Haced que me acompañe en todas mis obras, que por su espíritu
yo tenga la verdadera inteligencia, que proceda infaliblemente en el arte noble al cual me he consagrado,
en la búsqueda de la milagrosa piedra de los sabios que vos habéis ocultado al mundo,
pero que acostumbráis a descubrir, por lo menos a vuestros elegidos. Que esta Gran Obra que he
de hacer aquí abajo, la empiece, la prosiga y la termine felizmente, que contento, goce de ella
para siempre. Os lo pido por Jesucristo, la piedra celeste angular, milagrosa y fundada de toda
eternidad, que manda y reina con vos... ...Porque después de esto, permanece siempre arrebatado
en la gran gracia y misericordia que ha obtenido de Dios, y por la profundidad de sus obras divinas
y admirables. Estas son las causas que me han obligado a colocar estas figuras de esta manera
y en este lugar que es un cementerio , a fin de que si alguien obtiene este bien inestimable de
conquistar este rico vellón, piense como yo, no mantener el talento de Dios escondido en la tierra,
comprando tierras y posesiones que son las vanidades de este mundo, sino más bien que
piense socorrer caritativamente a sus hermanos, recordando que ha aprendido este secreto en
medio de la osamenta de los muertos, con los que pronto se encontrará y que después de esta
vida pasajera, se deberá rendir cuentas ante un justo y temible juez que censurará incluso la palabra ociosa y vana.
_
II. Plegaria de un Adepto Anónimo
_
Alabado sea eternamente el Señor mi Dios que eleva lo humilde del bajo polvo y que regocija
el corazón de aquellos que esperan en él, que abre con gracia a los creyentes los manantiales
de su benignidad y pone bajo sus pies los círculos mundanos, de todas las felicidades terrenas.
En él esté siempre nuestra esperanza, en su temor nuestra felicidad, en su misericordia la
gloria de la reparación de nuestra naturaleza, y en la plegaria, nuestra seguridad inquebrantable.
En tí, oh Dios todopoderoso, así como tu benignidad se ha dignado abrir ante mí (tu indigno
siervo) en la tierra, todos los tesoros de las riquezas del mundo, que plazca a tu gran clemencia,
cuando ya no estaré entre los vivos, abrirme también los tesoros de los Cielos y dejarme
contemplar tu divina faz, cuya Majestad es una delicia inenarrable y cuyo arrebato nunca ha llegado
al corazón de ningún hombre vivo.
Te lo pido por el Señor Jesucristo tu hijo bienamado, que en la Unidad del Espíritu Santo
vive contigo en el siglo de los siglos. Así sea.
_
III. Fragmento de una carta Filosófica considerablemente apreciada entre los
hijos del Arte ...
_
Tras unas conversaciones que tuvimos, mi amigo y yo, sobre los sentimientos de ciertos
Filósofos, en primer lugar, me hizo notar el error y la ignorancia de aquellos que recogen el rocío
que cae por la noche sobre el pueblo, para hacer con él la verdadera materia de su Piedra. Luego,
me hizo ver por la práctica la Filosófica industria de los Sabios para coger físicamente el verdadero
rocío del Cielo que, ciertamente, es la verdadera y única materia de la obra de los Filósofos.
Y por esta mágica y oculta extracción que hizo en mi presencia, conocí claramente que
aquello que me había dicho en las conversaciones era verdad; que el Filósofo que deseaba hacer
la obra debe necesariamente extraer él mismo de la influencia de los astros, sin ninguna labor
manual, el verdadero rocío celeste de los Sabios; y además, debe sacarla solamente del más profundo
centro del vientre de Aries, y ello, por el instrumento mágico de los Sabios.
A continuación, me hizo conocer cual es el vientre mágico de Aries de los Filósofos cabalistas,
que es ciertamente el verdadero imán y el acero del Cosmopolita. Sin embargo, de todas
estas cosas que acabo de deciros, cuya práctica manual este docto Filósofo me ha enseñado, yo
ya tenía verdaderamente un conocimiento total y muy perfecto.
No obstante, os confieso sinceramente que yo no conocía en absoluto el Aries y todavía
menos el vientre de Aries que los quymicos vulgares pretenden conocer, el cual no les da sino
una agua flegmática, en lugar del Aries de los verdaderos Filósofos cabalistas, que les atrae una
agua ígnea o fuego acuoso.
Luego, me enseñó por práctica manual como este verdadero rocío que impregna, fomenta,
nutre y vivifica toda la naturaleza elemental, se concentra y se congela por lo caliente en el
vientre de Aries y se convierte, en un momento, o por lo menos, en muy poco tiempo, en la verdadera
tierra de los Sabios y la única materia de la obra de los Filósofos, que ciertamente es uno
de los mayores y más ocultos secretos de su divina cábala que nunca han querido descubrir claramente
en sus Libros, contentándose, según ellos, de decirlo solamente al oído de sus hijos o
discípulos secretos de la Naturaleza.
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IV. La Tierra filosófica
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Han buscado la Tierra filosófica en la calcinación o en la sublimación, entre los vasos
transparentes, en el vitriolo y la sal, como si éstos fueran sus vasos naturales. Algunos se precipitaron
para sublimarla a partir de la cal y del vidrio.
Pero nosotros sabemos del Profeta que, «en el principio, Dios creó el cielo y la tierra»,
pero que «al estar la tierra sin vida y vacía, las tinieblas estaban sobre la faz del abismo y que el
Espíritu de Dios era llevado sobre las aguas: y Dios dijo: Que sea la luz y la luz fue hecha y Dios
vio que la luz era buena y separó la luz de las tinieblas», etc.
El sabio se contentará con la Bendición anunciada a José por el mismo profeta: «Su tierra
provendrá de la bendición del Señor, de los frutos del cielo y del rocío y del abismo subyacente,
de las simientes de los frutos del Sol y de la Luna, de la cima de los antiguos montes, de las simientes
de las colinas eternas...» .
Hijo mío, adora a Dios en el secreto de tu corazón a fin de que te sea dispensada una porción
de esta tierra bendita. Si no habéis descubierto el arte en vosotros mismos, nadie os lo hará
conocer desde fuera.

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