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EL ARTE OSCURO

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martes, 10 de febrero de 2009

AZAZEL por Isaac Asimov -- UNA NOCHE DE CANTO

AZAZEL por Isaac Asimov
UNA NOCHE DE CANTO



Resulta que un amigo mio insinua que, a veces, puede invocar espiritus del profundo abismo. O, por lo menos, un espiritu..., uno pequeno y de poderes estrictamente limitados. En ciertas ocasiones habla de el, pero solo despues de haber llegado a su cuarto whisky con soda. Se trataba de un delicado punto de equilibrio: tres, y no sabe nada de espiritus (de los sobrenaturales); cinco y se queda dormido. Aquella noche, pense que habia alcanzado el nivel adecuado, asi que le dije: - ¿Te acuerdas de ese espiritu tuyo, George? - ¿Eh? -exclamo el, mirando su bebida, como si se preguntara porque tenia que recordarla. - Tu bebida, no -dije-. Me refiero a ese espiritu de unos dos centimetros de estatura que una vez me dijiste que habias logrado hacer venir desde algun otro lugar de existencia. El que esta dotado de poderes paranaturales. -Ah -dijo George-, Azazel. No se llama asi, naturalemente. Supongo que no podria pronunciar su verdadero nombre, pero asi es como yo le llamo. Si, me acuerdo. - ¿Lo utilizas mucho? - No. Es peligroso. Demasiado peligroso. Siempre existe la tentacion de jugar con el poder. Yo soy muy cuidadoso en ese aspecto, endiabladamente cuidadoso. Como sabes, tengo un nivel etico muy elevado. Por eso es por lo que en una ocasion me senti movidoa ayudar a un amigo. !El mal que eso causo! !Horrible! No soporto pensar en ello. - ¿Que ocurrio? - Supongo que es mejor que lo cuente, para vaciar mi pecho -dijo pensativamente George-. Es algo que te consume... Entonces yo era mucho mas joven (dijo George), y en aquellos tiempos las mujeres formaban una parte importante de la propia vida. Ahora, al rememorarlo, parece una estupidez, pero recuerdo perfectamente haber pensado en aquellos tiempos que habia mucha diferencia dependiendo de la mujer de que se tratase. En realidad, la verdad es que da lo mismo cerrar los ojos y coger al azar la que caiga,pero en aquellos tiempos... Yo tenia un amigo, Mortenson..., Andrew Mortenson. No creo que lo conozcas. Yo mismo apenas si le he visto en los ultimos anos. La cuestion es que estaba perdidamente enamorado de una mujer, una mujer determinada. Era un angel, decia. No podia vivir sin ella. Era la unica en todo el
universo, y sin ella el mundo era una loncha de jamon empapada de grasa para lubricar motores. Ya sabes como hablan los enamorados. Lo malo es que ella, finalmente, le abandono, y, alparecer, lo hizo de una manera especialmente cruel y sin la menor consideracion a su amor propio. Le habia humillado por completo, yendose con otro delante de el, chasqueandole los dedos en las narices y riendose despiadadamente de sus lagrimas. Lo digo en sentido figurado, por supuesto. Solo trato de dar la impresion que el me causo a mi. Se hallaba aqui sentado, en esta misma habitacion, bebiendo conmigo. Yo sentia como se me destrozaba el corazon ante su congoja. - Lo siento, Mortenson -le dije-, pero no debes tomartelo asi. Si te paras a pensarlo, no es mas que una mujer. Mira a la calle y veras pasar montones. - A partir de ahora -dijo amargamente-, no habra ninguna mujer en mi vida..., exepto mi esposa, claro, a la que de vez en cuando no puedo evitar. Es solo que, por mi parte, me gustaria hacer algo por ella. - ¿Por tu mujer? -pregunte. - No, no, ¿por que iba a querer hacer algo por mi mujer? Estoy hablando de hacer algo por esa mujer que me ha abandonado tan cruelmente. - ¿Por ejemlo? - No tengo ni idea -respondio. - Quiza yo pueda ayudarte -dije, pues continuaba sintiendome lleno de compasion hacia el-. Puedo hacer uso de un espiritu provisto de poderes extraordinarios. Un espiritu pequeno, desde luego -separe los dedos pulgar e indice menos de una pulgada para que se hiciera idea-, que solo puede hacer pequenas cosas. Le hable a Azazel, y, como es natural, me creyo. He observado con frecuencia que yo transmito conviccion cuando cuento algo. Sin embargo, cuando lo haces tu, amigo mio, el ambiente de incredulidad que se forma en la estancia es tan espeso que se podria cortar con una sierra para metales. Conmigo, en cambio, es distinto. No hay nada como una reputacion de probidad y un aire de honrada rectitud. Le brillaban los hojos mientras se lo contaba. Pregunto si podria darle a la mujer algo que yo le pidiera. - Si es presentable, amigo mio. Espero que no estes pensando en algo asi como hacerla oler mal o que le salga un sapo por laboca cada vez que hable. - Claro que no -replico, indignado-, ¿Por quien me tomas? Ella me ha dado dos anos de felicidad, a intervalos, y quiero corresponderle adecuadamente. ¿Dices que tu espiritu tiene solo poderes limitados? - Es muy pequeno -respondi, volviendo a senalar el tamano con el indice y el pulgar. - ¿Podria darle una voz perfecta? Al menos, por algun tiempo. Aunque solo sea durante una unica representacion. - Se lo preguntare. La sugerencia de Mortenson parecia perfectamente caballerosa. Su
ex amante cantaba cantatas en la iglesia local, si es que esa era la denominacion adecuada. En aquellos tiempos yo tenia muy buen oido para la musica y a menudo asistia a estas cosas (teniendo buen cuidado de esquivar la bandeja de la colecta, claro). A mi me gustaba oirla cantar, y el auditorio parecia escucharla con bastante cortesia. Por auqel entonces yo pensaba que sus costumbres no armonizaban muy bien con el entorno, pero Mortenson decia que con las sopranos se hacian exepciones. Asi, pues, consulte con Azazel. Se mostro completamnete dispuesto a ayudar; nada de esas tonterias de pedir mi alma a cambio, ya sabes. Recuerdo que una vez le pregunte a Azazel si queria mi alma, y el ni siquiera sabia lo que era. Me pregunto a que me referia, y resulto que yo tampoco sabia lo que era. Lo que ocurre es que es un tipo tan insignificante en su propio universo, que le proporciona una enorme sensacion de exito poder ejecutar su influencia en el nuestro. Le gusta ayudar. Dijo que podria conseguir tres horas, y cuando se lo comunique, a Mortenson le parecio perfecto. Elegimos una noche en ella iba a cantar a Bach, Haendel o a uno de esos antiguos aporreadores de piano, e iba a interpretar un largo e impresionante solo. Mortenson fue a la iglesia esa noche, y, naturalemente, yo tambien fui. Me sentia responsable de lo que iba a suceder, y pensaba que era mejor que supervisase la situacion. Mortenson dijo sombriamente: -He asistido a los ensayos. Cantaba como siempre, ya sabes: como si tuviera rabo y alguien se lo estuviera pisando. No era esa la forma que el solia usar para describir su voz. La musica de las esferas, decia muchas veces, de ahi para arriba. Sin embargo, habia sido abandonado, y eso, claro, modifica el sentido critico de un hombre. Le mire con severidad. - Esa no es la forma de hablar de una mujer a la que estas intentando conceder un gran don. - Por eso precisamente. Quiero que su voz sea perfecta. Realmente perfecta. Y ahora veo, ahora que las nieblas del amor se han disipado de mis ojos, que tiene un largo camino que recorrer. ¿Tu crees que tu espiritu podra arreglarlo? - El cambio no esta previsto que empiece hasta las ocho y cuarto. -Me asalto una punzante sospecha- ¿No habras estado esperando que se agote la perfeccion en el ensayo y luego decepcione al publico? - Te equivocas por completo -respondio. La funcion comenzo con un ligero retraso, y cuando ella se levanto para cantar, ataviada con su vestido blanco, eran las ocho y catorce por mi viejo reloj de bolsillo, que nunca se desvia de la hora exacta en mas de dos segundos. No era una soprano insignificante; estaba construida a generosa escala, dejando abundante espacio para la clase de resonancia que se necesita cuando se intenta llegar a las notas altas y sobreponerse a la orquesta. Siempre que inhalaba unos cuantos litros de aire con los que manejarlo todo,
yo me daba cuenta de que era lo que Mortenson veia en ella, a pesar de las varias capas de materia textil. Ella comenzo a su nivel habitual, y luego, exactamente a las ocho y cuarto, fue como si se le hubiera anadido otra voz. Vi como daba un ligero respingo, como si no creyero lo que oia, y una de sus manos, que tenia apoyada en el diafragma, parecio vibrar. Su voz se elevo.Era como si se hubiera convertido en un organo de tono perfecto. Cada nota sonaba perfecta, una nota recien inventada en aquel mismo momento, al lado de la cual todas las demas notas del mismo tono y calidad no eran sino copias imperfectas. Cada nota sonaba limpiamente con el tremolo preciso, si es que esa es la palabra adecuada, dilatandose o contrayendose con enorme poder y control. Y con cada nota, iba mejorando. El organista no miraba la partitura, la miraba a ella y, no puedo jurarlo, pero creo que dejo de tocar. De todos modos, en caso de que tocara, yo no le habria oido. Mientras ella cantaba, era imposible oir nada. Tan solo a ella. La expresion de sorpresa se habia desvanecido de su cara, y en su lugar se dibujaba una expresion de exaltacion. Habia dejado a un lado la partitura; no la necesitaba. Su voz cantaba por si sola, y ella no necesitaba controlarla ni dirigirla. El director se hallaba rigido, y todos los demas miembros del coro parecian desconcertados. Por fin termino su solo y el coro sono como una especie de susurro, como si todos se avergonzaran de sus voces y se sintieran turbados por hacerlas sonar en la misma iglesia y en la misma noche. El resto del programa se redujo por entero a ella. Cuando cantaba, eso era lo unico que se oia, aunque estuvieran sonando todas las demas voces. Cuando callaba, era como si estuvieramos sentados en la oscuridad y no pudieramos soportar la ausencia de luz. Y cuando termino..., bueno, en la iglesia mno se aplaude, pero en aquella ocasion lo hicieron. Todos los asistentes se pusieron en pie, como accionados por un mismo resorte, y aplaudieron y aplaudieron, y estaba claro que continuarian aplaudiendo toda la noche a menos que ella cantara de nuevo. Volvio a cantar; unicamente su voz, con el organo susurrando vacilante en segundo termino; iluminada por el foco; sin nadie mas visible en el coro. Sin el menor esfuerzo. No puedes imaginar la naturalidad y la facilidad con que lo hacia. Yo trate de sustraer mis oidos al sonido para observar su respiracion, para sorprenderla cogiendo aire, para maravillarme de cuanto tiempo podia sostenerse una nota a todo volumen con solo un par de pulmones para suministrar el aire. No obstante, aquello tenia que terminar y termino. Incluso los aplausos se acallaron. Solo entonces me di cuenta de que Mortenson habia permanecido sentado junto a mi, con los ojos brillantes y absorto todo su ser en el canto. Solo entonces empece a comprender lo que habia sucedido. Al fin y al cabo, yo soy tan recto como una linea euclidiana y no hay ninguna
tortuosidad en mi, y por eso no se podia esperar que me diera cuenta de lo que el perseguia. Por el contrario, tu, que eres tan retorcido que podrias subir una escalera de caracol sin dar ninguna vuelta, puedes comprender al instante cual era su proposito. Ella habia cantado perfectamente..., pero no volveria a hacerlo nunca mas. Era como si fuese ciega de nacimiento y durante tan solo tres horas le fuera permitido ver, ver todos los colores, formas y maravillas que nos rodean, y a la que no prestamos atencion por lo acostumbrados que estamos a ello. !Supon que pudieras verlo todo en la plenitud de su esplendor..., y luegos volvieras a ser ciego! Podrias soportar tu ceguera si no conocieses nada mas. Pero ¿conocer alguna otra cosa por breve tiempo y luego volver a la ceguera? nadie podria resistirlo. Esa mujer no ha vuelto a cantar jamas, naturalmente. No obstante, eso unicamente es parte del asunto. La verdadera tragedia fue para nosotros, para los que componiamos el auditorio. Durante tres horas tuvimos musica perfecta, perfecta. ¿Crees que podriamos soportar el escuchar algo que no fuese eso? Desde entonces he sido absolutamente incapaz de apreciar la musica. Recientemenet fui a uno de esos festivales de rock que tan populares son hoy dia, solo para ponerme a prueba. No lo creeras, pero no pude distinguir una melodia. Para mi, todo era ruido. Mi unico consuelo es que Mortenson, que escucho con suma avidez y con extraordinaria concentracion, ha sufrido efectos mas graves que ninguno de los demas asistentes. Permanentemente lleva tapones en los oidos. No puede soportar ningun sonido mas fuerte que un susurro. ¡Le esta bien empleado!


Isaac Asimov

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