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EL ARTE OSCURO

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lunes, 20 de agosto de 2012

MITOLOGIA JAPONESA (BREVE)

MITOLOGIA JAPONESA    (BREVE)




Tras la formación del Cielo y de la Tierra, los dioses Izanagi (hombre) e Izanami (mujer) fueron encargados por las demás deidades de formar las islas japonesas. Así pues hundieron una jabalina en el mar, la agitaron y al sacarla, de las gotas que resbalaban de ella, nació la isla de Onokoro, la cual fue su residencia en la tierra. Ambos dioses inventaron el ritual del matrimonio, al observar una pareja de pájaros. Del fruto de su mutuo amor, Izanami concibió las restantes islas que conforman el Japón actual.
Desgraciadamente al dar a luz al dios del fuego murió de graves quemaduras. Izanagi fue a buscarla al Yomi, mundo de los muertos, pero no pudo recuperarla. Izanagi se sometió entonces a un proceso de purificación para librarse de la suciedad que pudiera haber contaminado su cuerpo durante el descenso al mundo inferior. Llegó a la llanura junto a la desembocadura del río y se libró de sus ropas y de todo cuanto llevaba. A medida que se desnudaba y sumergía, cada prenda que caía se convertía en una nueva deidad. Finalmente, cuando lavó su cara, fueron creados los dioses más importantes del panteón japonés.
Al secar su ojo izquierdo apareció Amaterasu, la diosa Sol; de su ojo izquierdo nació la diosa Luna, Tsukiyomi y el dios de la Tormenta, Susano, fue engendrado de su nariz. De entre estas deidades, Amaterasu es la más importante y son legendarias las peleas con su hermano Susano, quien le disputaba la primacía.
Al igual que en cristianismo, en Japón, el infierno también tiene sus dominios en el subsuelo, las profundas y oscuras profundidades de la tierra. Según se cuenta, a este reino se puede penetrar a través de la vertiginosa pendiente en la provincia nipona de Izumo o cerca de las orillas marinas. Sea como fuere, en las antiguas tradiciones mitológicas japonesas no se le concedió demasiada importancia al concepto de infierno, como si el sintoísmo (religión primigenia nativa de Japón que basa su culto a los kami o espíritus de la naturaleza) tuviera verdadero pavor por estos asuntos. No sería hasta la llegada del budismo que el concepto de castigo o recompensa de las almas después de la muerte no cobraría su verdadera importancia.
La palabra infierno y lo que ello representa, con el budismo, evolucionará de manera similar a como lo hace el cristianismo. Los pecadores irán a parar al reino Jigoku, el cual está compuesto por ocho regiones de fuego y otras ocho de hielo. Su soberano es Enma-ho, encargado de juzgar las almas de los pecadores en particular juicio, y según el veredicto, enviarlas a una de las  16 regiones que componen el Jigoku. La hermana de Enma-ho haría lo propio con las almas de las mujeres pecadoras. En este proceso, se ven reflejados los pecados en un enorme espejo, y cabía la posibilidad de que las almas pudiesen salvarse gracias a la intervención de los Bosatsu o Bodhisatvas (budas)
Tengo el gusto de presentaros algunos de los demonios más importantes de Japón con una pequeña descripción de cada uno, para que en caso de que os topéis con uno sepáis frente a quién estáis:
Oni
Demonio que reside en el Jigoku, pero a veces sube a la tierra a causar todo tipo de degracias, enfermedades y hambrunas, además de poder robar almas y poseer a las personas. Vamos, lo que se dice un ángel no es, no. Se le representa con forma humanoide, cuernos en la cabeza, una amplia sonrisa malévola, afiladas uñas y visten únicamente con taparrabos. Portan una barra de hierro con afiladas púas. Se dice que las sacerdotisas, adivinos y personas virtuosas pueden sentir su presencia.
Tengu
Descendientes del dios de la tormenta Susanoo. Habitan normalmente en árboles como el cedro o el pino en regiones montañosas. Existen dos clases, la principal y la subordinada. El jefe Tengu va ataviado con un ropaje rojo, se le muestra con alas y una corona en la cabeza. Poseen una prominente nariz que simboliza orgullo y arrogancia. La raza inferior es subordinada de la principal (parece el clan Hyuga ¿eh?) y se le representa con un pico de pájaro por boca y unas pequeñas alas. Se congregan bandadas de Tengus inferiores alrededor de la morada del jefe para ejecutar sus órdenes.
Como armas portan el shakujo, unos báculos usados para la magia y el combate físico, y el abanico uchiwa, el cual está hecho de plumas y se dice que tiene el poder de crear grandes rafagas de viento.
Raijin y Fujin
Dioses del rayo y del viento respectivamente. Muy importantes en el panteón nipón ya que participaron en la creación del mundo y fueron contendientes de Buda. Se asemejan mucho a los oni, al primero se le representa como un oni rojo con un anillo con tambores a la espalda, mientras que al segundo lo hace de color azul portando un saco del que salen ráfagas de viento.
 Fantasmas
La cultura japonesa es muy rica en mitos sobre fantasmas, existiendo infinidad de ellos, unos buenos y otros malos. Especialmente en verano, con la “Fiesta de Obon”, cuando los espíritus de los antepasados de la gente regresan a su casa. En el colegio los niños se someten a una prueba de valor llamada “Kimodameshi” en la que visitan la escuela por la noche, cementerios o casas abandonadas en su encuentro. Los profesores suelen quedarse en los colegios por la noche disfrazados de espíritus y fantasmas para asustarles. En los parques de atracciones suele haber la típica casa de los horrores dedicada a estos seres, la “Obake Yashiki”, y no son pocas las parejas que se aventuran a pasar por esta como prueba de amor.
Os dejamos con la clasificación de los fantasmas según la cultura nipona:
Obake / Bakemono
Todos los fantasmas reciben uno de estos dos nombres. Obake deriba del verbo bakeru que significa transformación, como suelen hacer estos seres mitológicos. Dentro de los Obake encontramos los Yurei (almas en pena), los youkai (monstruos con poderes sobrenaturales), los Oni anteriormente mencionados y los Henge (animales con la capacidad de transformarse en humanos y poseedores de poderes)
Comenzaremos con los youkai que son los que más “chicha” tienen:
Kappa
Ser de piel verdosa y oscura que vive en los ríos, pantanos, estanques y lagos, y donde se dice que los humanos que pasan por su territorio se convierten en sus víctimas. Se le describe como un anfibio humanoide que asimila rasgos de tortuga (caparazón), rana (ventosas) y pato (pico). Es poseedor de una cavidad encima de la cabeza y rodeada de pelos, provista de agua que le proporciona poderes sobrenaturales. La única forma de derrotar un kappa es hacer que pierda el agua de su cabeza, perdiendo así sus poderes y muriendo. Sin duda, es un ser muy popular en la cultura japonesa, siendo los niños grandes admiradores de estos seres.
Zashiki Warashi
Niño fantasmagórico que vive en las casas así como uno de los youkai preferido de los japoneses, y no es para menos, ya que es considerado un dios de la fortuna para aquella casa donde habite.
Yuki Onna (mujer de las nieves)
Joven de piel blanca, esbelta y muy atractiva que se les presenta a las personas que yacen exhaustas por cruzar una tempestad de nieve. Ella los acoje y duerme hasta que pierden el conocimiento y mueren.
Kamaitachi
Demonio del folclore japonés, cuya traducción literal del japonés es “armiño de la hoz”. Mata humanos con su hoz y se dice que son tan rápidos que ni te percatarás de su presencia, ni siquiera cuando has caído muerto por su temible arma.
Inugami
Perro demoníaco que se pueden invocar mediante un ritual u ordenarles que hagan cosas por tí. Pueden tener aspecto humano y de perro según sus deseos.
Kasa Obake
Otro de los fantasmas más populares de Japón y su cometido es vengarse de la gente que trata mal los objetos. ¿Rencor al dueño por haber abandonado el paragüas?
Baku
El demonio devora pesadillas. El extraño aspecto de Baku combina cabeza de león, cuerpo de caballo, piernas de tigre y cola de vaca
Henge Youkai
Animales con poderes sobre naturales y que son capaces de transformarse en humanos para confundirse con ellos. Entre ellos se encuentran:
Kitsune
Zorro capaz de poseer a personas y una vez hecho empieza a comportarse como un loco. Cuando la persona despierta no se acuerda de nada. Pero no es del todo malo ya que cuida de los niños que se pierden en las montañas hasta que estos son capaces de volver a casa.
Nekomata
Gato con dos colas capaz de controlar a los muertos gracias al movimiento de sus colas. Es decir, su poder se basa en revivir a los muertos y manipularlos.
Tanuki
Especie de oso-mapache japonés de caracter pícaro y travieso, aunque algo ingénuo y distraido. Es un maestros del disfraz y la transformación aprovechándose para colarse en fiestas para comer y beber mucho sake. Se le representa con un sombrero de paja, una gran botella de sake, gran barriga y unos prominentes testículos.

Cuatro bestias sagradas de Japón

La cultura japonesa es muy rica en dioses y criaturas mitológicas, es por ello que en este caso vamos a hablaros de las criaturas divinas que representan los puntos cardinales. El origen de estas criaturas está influenciado por la cultura china, en la que representan los símbolos de las constelaciones chinas.
Xuán Wǔ, Zhū Què, Bai Hu y Qīng Lóng, son las denominaciones de las bestias que rigen los cuatro puntos cardinales en la mitología china, aunque son conocidas por sus equivalentes japoneses: Genbu, Suzaku, Byakko y Seiryu, respectivamente.
Estos dioses son los guardianes de la ciudad de Kyoto y cada uno protege una zona de la ciudad según su localización en los puntos cardinales. En la ciudad hay templos representativos de cada deidad.
Suzaku(朱雀)
Suzaku es la palabra japonesa que se utiliza para designar a uno de los cuatro monstruos divinos de la mitología japonesa representativos de los puntos cardinales. Simboliza el Sur y se representa como un ave fénix. Su elemento es el fuego. En China se le conoce como el ave fenix y también representa el verano.
En Kyoto se puede encontrar el portal de Suzaku (Suzakumon) que era la entrada al palacio imperial de la antigua capital “Heijô-kyo” de Nara. El portal comunica a través de la gran avenida de Suzaku con la puerta Rajômon, que era la entrada a la capital.
Sus estrellas: Chichiri (Géminis), Temahome (Cáncer), Nuriko (Hidra), Hotohoti (Hidra), Tasuki (Copa de Baco) y Mitsukake (Cuervo)
Genbu(玄武)
Genbu es el dios que simboliza el Norte y su elemento es tierra. Se representa como una tortuga. En China se le conoce como tortuga negra y además representa el invierno.
En la China antigua , la tortuga y la serpiente eran visualizadas como criaturas espirituales que simbolizaban longevidad. Durante la dinastía Han, la gente con frecuencia usaba pendientes de jade con la forma de estas tortugas. Debido a la gran influencia de la China antigua, en Japón los títulos honorables, con frecuencia, se referían a imágenes de tortugas. Luego hubo una leyenda la cual decía que las tortugas de sexo femenino eran incapaces de unirse a tortugas masculinas, por lo que solamente lo hacían con serpientes machos. Esto produjo el enojo de las tortugas masculinas y ellas mantenían la distancia orinando a su alrededor para que no volvieran a acercarse. Desde entonces, aquellos hombres cuyas esposas estaban teniendo amores extramatrimoniales con frecuencia se referían hacia ellas como “tortugas”, por esto la gente dejó de usar a la tortuga como símbolo de fortuna.
Sus estrellas: Hikitsu (Sagitario), Inami (Capricornio), Uruki (Acuario), Tomite (Acuario), Urumiya (Acuario), Hatsui (Pegaso) y Tamame (Pegaso)
Seiryuu(青龍)
Seiryuu es el dios que representa el Este y su elemento es el agua. Su representación es un dragón azul. En china se le conoce como Dragón Azure y se le relaciona con la primavera.
El templo de Kiyomizu (Kyoto) representa al Dragón Azure. Antes de entrar al templo hay una estatua del dragón, la cual se dice que hay que beber a medianoche desde la fuente que hay dentro del complejo del templo. Tras hacerlo cada año, se reúnen en ceremonia para adorar al Dragón del Este.
No se le debe confundir con el Dragón Amarillo o Huang Long, en japonés Kouryu, que está asociado al emperador de China.
En Japón, el dragón azul es uno de los cuatro espíritus guardianes de las ciudades y se dice que protege la ciudad de Kioto sobre el Este.
Sus estrellas: Suboshi (Virgo), Amiboshi (Virgo), Tomo (Libra), Soi (Escorpio), Nakago (Escorpio), Ashitare (Escorpio), y Mi (Sagitario)
Byakko(白虎)
Byakko es el dios protector del Oeste y simboliza el elemento viento. Se representa como un tigre blanco. En China se tiene el nombre de Tigre Blanco y se le asocia al otoño.
Durante la dinastía Han la gente creía que el tigre era el rey de las bestias. La leyenda dice que cuando un tigre alcanza los quinientos años de edad, su cola se torna blanca. De ésta manera, el tigre blanco se convirtió en una clase de criatura mitológica. Se dice que el tigre blanco solo aparecía, ocasionalmente, si el emperador legislaba con absoluta virtud o si había paz en el mundo. Debido a que el color blanco de los cinco elementos chinos también representa al Oeste, el tigre blanco se convirtió en uno de los guardianes mitológicos de este punto cardinal.
Sus estrellas: Tokaki (Andrómeda), Tatara (Aries), Ekie (Aries), Subaru (Tauro), Amefuri (Tauro), Toroki (Orión) y Tarasuki (Orión)
Dragón Dorado
El dios que se encuentra en el centro es el Dragón Dorado, y su símbolo es la tierra. Su color es marrón. Esta deidad es exclusivamente China, pero nos ha parecido conveniente citarla igualmente.
En la historia tradicional china, Huang Di (el Emperador Amarillo) pasa por ser el más grande de todos los monarcas que gobernaron China en el III milenio a.C.,durante su mítico pasado historico. Se le consideró como el antepasado de los chinos, así como el héroe mas grande de toda la historia china.
El cielo fue escenario de la lucha por el poder de Huan Di y Yang Di, dos emperadores divinos que anciaban el dominio absoluto del universo. El Emperador Amarillo, tan valiente como siempre, se dispuso a defender el orden natural preestablecido frente a su hermanastro.
Huang Di y Yan Di dirigieron sus respectivos ejercitos hacia la llanura de Zhoulu, en la provincia de Hebei. Las bestias rondaban los flancos de ambos ejércitos, las águilas y buitres gigantes oscurecian el cielo con sus alas en el campo de batalla.
El Soberano Yan Di (temible emperador o soberano resplandeciente) tenía de su lado a los demonios Kuo Hao Sheng, bestias que podian controlar al fuego. Con este elemento de su lado, Yan Di encarnaba un adversario de gran calibre. Sin embargo, Huan Di, quien en ese tiempo era un dios guerrero en plenitud de su fuerzas y estrategias, trajo consigo a las bestias Wu Guan Shui: enormes diablos ciegos hechos de agua y capaces de escuchar a 10 000 li de distancia, gracias al fango que producían.
Al ver estos magníficos ejércitos, todo estaba listo para la contienda, pero al poco de haber iniciado la batalla, ésta se resolvió con gran rapidez: Yan Di era por aquel entonces un anciano falto de fuerzas e iniciativa, todo lo contrario que Huang Di. Así pues, al poco tiempo de haberse iniciado la guerra, Yan Di acabó huyendo hacia el sur.
Tras esta victoria, Huang Di estableció el orden en el universo y pasó a encarnar al dios céntrico, con los dioses de los cuatro puntos cardinales a su servicio. Pero hubo que hacer frente a un gran numero de desafios hacia su mandato y poder.

Shinto, el camino de los Dioses


No se sabe con exactitud cuando se originó el Shinto, pero se piensa que sus orígenes podrían remontarse al Paleolítico, o al periodo Joumon (año 14000 a.C.) siendo así posiblemente la religión más antigua conocida que haya sobrevivido hasta nuestros días. Las primeras referencias escritas datan del siglo VIII y tanto en el Kojiki como en el Nihon Shoki (las crónicas escritas de Japón más antiguas que se conocen) se hace referencia al Shinto, no como una religión bien unificada, sino como una mezcla algo desordenada de folclore, historia y mitología.
Desde un enfoque más actual, el Shinto es una religión politeísta que promueve el culto y el respeto a la Naturaleza y a la miríada de Dioses que en ella habitan. Los Kami son fuerzas sobrenaturales; la esencia misma de las cosas, ya no solo materiales como pudieran ser el agua o la madera, sino también los conceptos abstractos como la suerte o la fertilidad. Cualquiera es susceptible de interactuar con los Kami, ya que ellos residen en todas las cosas, pero es preferible hacerlo en sus altares, o incluso en determinados lugares sagrados de la naturaleza.
Resulta complicado decir a ciencia cierta de cuantos seguidores consta el Shinto, ya que, al tratarse de una filosofía de vida, cualquiera que se acoja a sus prácticas, aunque sea de forma puntual, puede considerarse seguidor. Aproximadamente de un 80 a un 90 por cien de la población japonesa practica el Shinto, si bien se estima que solo unos 4 millones lo practican de forma estricta y habitual. Lo más común en Japón es practicar el Shinto y el Budismo a la vez, e incluso que se lleven a cabo ciertos rituales (por ejemplo el matrimonio) según el rito sintoísta y en cambio otros (como los funerales) se celebren según la tradición budista.
Para distinguir entre los diferentes enfoques que se dan al Shinto, sus creencias podrían expresarse de las siguientes formas:
Jinja Shinto: es el más extendido, antiguo y popular. Se basa en el culto a los Kami en los altares que pueden encontrarse por doquier en Japón. Parte del Jinja Shinto son los festivales de verano, de la cosecha, y en general de todas las prácticas relacionadas con los altares sintoístas. La mayoría de dichas prácticas, tales como atar deseos u oraciones escritas en papel o tablillas de madera en determinadas partes de los templos, están destinadas generalmente a traer buena suerte.
En los altares de cierta categoría es posible adquirir los Omamori: amuletos sellados, dentro de los cuales hay un papel con el nombre de un Kami protector. Nunca deben abrirse ya que el efecto se perdería. Existen Omamori de todo tipo, pero los más comunes son para tener buena salud o éxito en los estudios.
Koushitsu Shinto: está destinado para su práctica exclusiva por parte de la Casa Imperial japonesa. Sus rituales se llevan a cabo en las capillas ubicadas en el palacio imperial. Allí se da culto a las deidades ancestrales.
Minzouku Shinto: se trata de un conjunto de creencias varias a nivel local. Tales pueden ser, adivinaciones, exorcismos, curas rituales, etc.
Shuuha Shinto: también conocido como sintoísmo sectario. Este término fue acuñado alrededor de 1890 con el objetivo de separar las prácticas que se llevaban a cabo en los altares comunes (que son en la mayoría propiedad del gobierno) de las prácticas religiosas locales. Un claro ejemplo es el culto al monte Fuji.
Ko Shinto: se trata de una reconstrucción del sintoísmo que se practicaba antes de la llegada del budismo.
Si bien resulta difícil generalizar con tan complejo y ramificado como el Shinto, existen una serie de símbolos prácticas y conceptos básicos conocidos por todos aquellos que practican el Shinto, en mayor o menor medida:
Torii: el símbolo por antonomasia del Shinto; la puerta o puertas que hay siempre a la entrada de todos los altares sintoístas. Su cometido es separar la dimensión finita de los hombres, de la infinita de los Kami. Tradicionalmente los Torii debían derribarse y reconstruirse cada 50 años, pero debido a su valor cultural, generalmente se respetan. Los materiales pueden variar: desde piedra hasta tubos de plástico incluso.
Harae: la práctica de la purificación. Es uno de los ejes principales del Shinto, y es llevada a cabo por sacerdotes sintoístas agitando una vara de madera que lleva atadas una serie de tiras de tela de cáñamo cortadas de forma característica. Es muy común llevar a cabo el Harae cuando se cavan los cimientos de un nuevo edificio, de cualquier tipo. También están incluidas en el Harae las ofrendas a los Kami, tales como arroz o sake.
Omairi: la forma común de visitar un altar sintoísta. Consiste en realizar una reverencia respetuosa antes de entrar, lavarse las manos en la fuente si la hay (primero la izquierda, luego la derecha) y enjuagarse la boca, sin beberse el agua, y sin escupirla otra vez en la fuente. A continuación podremos aproximarnos al altar y hacer sonar la campanilla si la hay o depositar una limosna acorde con nuestras posibilidades. Antes de iniciar nuestras plegarias, haremos dos reverencias, y daremos dos palmadas. Al dar la segunda palmada dejaremos las manos juntas a la altura del corazón y comenzaremos a orar. Cuando terminemos nuestras oraciones realizaremos una reverencia final y podremos marchar. 
Kagura: conjunto de danzas rituales llevadas a cabo por sacerdotisas durante las ceremonias, acompañadas de música de instrumentos tradicionales, normalmente flauta y tambor.
Siempre es un reto hablar de algo tan complejo como la religión en Japón, y más cuando es totalmente habitual ver templos budistas y altares sintoístas unos al lado de otros en el mismo recinto, quizá sea ésta la prueba definitiva de que no solo es importante el camino, sino también la forma de recorrerlo.



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