Tópicos de la Edad Media: Historia de una demonización.
Hace 10 años un comité de rehabilitación histórica trató de hacer justicia póstuma a la
figura del mariscal Gilles de Rais, conocido como Barba Azul. El compañero de la
heroína Juana de Arco fue condenado a la hoguera en Francia en el año 1440, víctima
de un complot. La literatura posterior lo convirtió en el ogro Barba Azul del cuentista
Perrault, un coco de niños que no ha cesado de causar fiebre en las mentes galas que
multiplicaron la leyenda negra convirtiéndolo en criminal sádico de menores1. El mismo
Richard Burton lo interpretó en un película. Es sólo un ejemplo de la desvirtuación de la
realidad. La Edad Media, lejos de ser el marco propicio en el que la síntesis fe cultura
alcanza su apogeo, es especialmente propicio para ser víctima de falsedades históricas
que la hacen portadora de epítetos insospechados.
La prensa ofrece a diario la reproducción de todo lo negativo asociado a lo medieval.
Los asesinatos de la última década en Gaza son calificados de vuelta a la Edad Media, la
ignorancia lleva su calificativo, y todo opresor perteneció a la desdichada etapa del
medio. Incluso un recorte de prensa de ABC indica que se va a construir un nuevo
puente sobre el río Adaja de Avila, con un contundente argumento “No podemos
condenar a Avila a ser una ciudad medieval”. Quizá Avila ya no sea Avila, y nosotros
ya no sepamos ni quiénes somos.
figura del mariscal Gilles de Rais, conocido como Barba Azul. El compañero de la
heroína Juana de Arco fue condenado a la hoguera en Francia en el año 1440, víctima
de un complot. La literatura posterior lo convirtió en el ogro Barba Azul del cuentista
Perrault, un coco de niños que no ha cesado de causar fiebre en las mentes galas que
multiplicaron la leyenda negra convirtiéndolo en criminal sádico de menores1. El mismo
Richard Burton lo interpretó en un película. Es sólo un ejemplo de la desvirtuación de la
realidad. La Edad Media, lejos de ser el marco propicio en el que la síntesis fe cultura
alcanza su apogeo, es especialmente propicio para ser víctima de falsedades históricas
que la hacen portadora de epítetos insospechados.
La prensa ofrece a diario la reproducción de todo lo negativo asociado a lo medieval.
Los asesinatos de la última década en Gaza son calificados de vuelta a la Edad Media, la
ignorancia lleva su calificativo, y todo opresor perteneció a la desdichada etapa del
medio. Incluso un recorte de prensa de ABC indica que se va a construir un nuevo
puente sobre el río Adaja de Avila, con un contundente argumento “No podemos
condenar a Avila a ser una ciudad medieval”. Quizá Avila ya no sea Avila, y nosotros
ya no sepamos ni quiénes somos.
La demonización del término.
Los tópicos son prejuicios extendidos de fácil propagación. Lo peor de ellos no es su
injusticia sino su falta de fundamento intelectual, que llega a incapacitar para conseguir
un conocimiento más preciso del periodo histórico que nos ocupa.
La Edad Media ocupa en el imaginario de la vox populi todo aquello que ustedes puedan
imaginar de malo. Medieval sería signo de arcaísmo, de oscurantismo, de crueldad,
1 VALENZUELA, Javier. “Barba Azul pudo ser inocente”, El País 13-VI-1992 o QUIÑONERO, Juan Pedro. “Francia rehabilita al mariscal G. de Rais que dio origen a Barba Azul”, ABC 10-XI-1992.
abusos, de algo obsoleto, vergonzoso, oneroso, bárbaro, ignorante, ridículo,
supersticioso, yo diría que repulsivo, que acaba convirtiéndose en insulto recurrente ... y
desgraciadamanete generalizado.
¿Cómo se construyó un tópico tan arraigado?. Hemos de remontarnos a los humanistas
para enconctrar el origen de esta campaña, pues quisieron recuperar el latín considerado
clásico y que había sido transformado –para ellos corrompido- por las lenguas
romances. Entre el periodo clásico y la reactivación latina existía un periodo intermedio,
media tempestas, media aetas, media tempora, o más tarde el medium aevum, ... la edad
media. Además de razones filológicas, se buscaron motivos historiográficos (obviando
autores como Agustín de Hipona) e incluso artísticos (descalificando el arte gótico,
considerado por el contrario arte nacional en los países protestantes). Pero éstos
acabaron por sumarse a los detractores, al considerar que la Edad Media había
encarnado una Iglesia lejana al cristianismo primitivo2.
Arrastrando estos tópicos, la ilustración cargó contra el medievo acentuando las
tendencias negativas. Voltaire fue quien condenó globalmente el periodo en su ensayo
“Essai sur l’histoire général et sur les moeurs et l’esprit des nations” que comprendía
desde Carlomagno a Carlos V. Más equilibrada parece la visión de D. Hume en su
historia entre Julio César y la revolución de 1688.
El romanticismo y el nacionalismo liberal defendieron la percepción de una Edad
Media en positivo. Para los románticos destacaba el impulso sentimental e intuitivo, lo
emocional y pasional, los valores religiosos y éticos, sentido del misterio y de lo
maravilloso. Por su parte, los nacionalistas resaltaban los fundamentos del espíritu de
los pueblos, raíz de la identidad de las naciones. (Herder en Alemania). El mismo
Antonio Cánovas del Castillo en La campana de Huesca se acercó al medievo hispánico
como otros autores con novelas que demuestran la amplia difusión del periodo3.
El positivismo, influido por el evolucionismo científico, consideró la Edad Media
como un eslabón en la cadena del progreso, que era procesual. Hegel nos ofrece una
variante laica del providencialismo histórico, Comte la ley de los “tres estados”
2 LADERO QUESADA, Miguel Angel. “Tinieblas y claridades de la Edad Media”, Tópicos y realidades
de la Edad Media, Madrid, Real Academia de la Historia, 2000, 49-89.
3 GOOCH, G.P. Historia e historiadores en el siglo XIX, México, 1977.
(religioso-feudal, filosófico-burgués y científico-industrial), Marx y Engels la teoría de
los diferentes “modos de producción”. Todos estos autores ven la Edad Media como
una etapa que se supera, en un camino procesual. Los autores organicistas pretendieron
ver en cada civilización un parangón con la trayectoria biológica de los seres vivos
(Spengler y Toynbee) alcanzando un determinismo que obvia parte de la historia
medieval europea4.
A continuación pretendemos desmitificar algunas mentiras, tópicos y lugares comunes
de la Edad Media que todavía persisten como su conversión en edad intermedia, el
dualismo señores campesinos, la ignorancia, el clero como agente del oscurantismo, la
postergación de la mujer, el servilismo, ...
Primer tópico: La Edad del medio.
Se trata de una denominación impersonal, convencional y equívoca. Estamos ante un
periodo amplísimo, alrededor de 1.000 a 1.500 años, caracterizado por el anonimato en
las aportaciones a la humanidad, definido por su oscuridad. La dificultad de limitar la
Edad Media en el tiempo y el espacio nos adentra en la convención extraña del nombre.
Si está en medio, es porque a sus lados tiene dos tiempos fuertes e importantes, que
llamamos antigüedad y modernidad. El límite inicial no está claro: la decadencia de
Roma, la llegada de los bárbaros, la institución del feudo clásico, ... muchos hablan de
Antigüedad tardía o incluso de Alta Edad Media. Lo mismo para la acotación final. El
buen estudiante se alimenta de fechas: 1453, fin de la guerra de los Cien Años, toma de
Constantinopla, fin de la Edad Media. O bien, la conquista de América en 1492, o la
entronización de Carlos I, la Reforma de Lutero, el Concilio de Trento ... 5
Si entramos en el campo económico, la transición del feudalismo al capitalismo ha
difuminado las fronteras cronológicas inventando el cuño precapitalista. La explotación
del concepto de Edad Media se ha basado en cortes arbitrarios y artificiales, porque
todo tiempo es transición de otro. La afirmación del otoño de la edad media se inserta
en la idea de la crisis bajomedieval, para realzar justificar un renacimiento posterior.
Recordemos el libro de Huizinga el otoño de la edad Media, un referente bibliográfico
clásico de lectura atractiva que se convirtió en nuestro libro de cabecera, cuyo hilo
4 SPENGLER, Oswald. La decadencia de Occidente. Bosquejo de una morfología de la historia
universal, Madrid, 1966 y TOYNBEE, Arnold. Estudio de la Historia, Madrid 1979, 3 Vols, Reed.
Buenos Aires 1959.
conductor del libro, no es otro que la creencia de la decadencia de la Baja Edad Media,
con la caballería desorientada y el sentimiento religiosos reducido a formas externas. Se
exageraba la situación: en Francia se refieren a las desgracias de la Guerra de los Cien
Años (abandono de casas e iglesias), en Inglaterra, la península itálica e ibérica se ha de
recurrir a las hambrunas para pintar este panorama6. Muchos autores se plantean cómo
se pudo mantener esta decadencia y al mismo tiempo lanzarse al descubrimiento del
Nuevo Mundo y después administrarlos con la complejidad que entrañaba por la
enorme distancia, vasta extensión y excelentes recursos materiales.
El dualismo radical señores-campesinos.
Un feudalismo como sistema oneroso caracterizado por el dualismo de señores y
campesinos. El esquema era simple: un señor feudal definido por su crueldad y poder
desmedido sobre un campesinado miserable y sometido. Un dualismo que aprovechó el
marxismo para cargar las tintas sobre una masa campesina explotada por el patrono
“señor del feudo” que les extraía la mayor parte de la cosecha. Hay dos momentos
esenciales de lucha contra el feudalismo: antes de 1789 y después de 1850-60, fechas en
las que se resaltan las extravagancias de los derechos de pernada, de destrozo o ravage y
de descanso o prélassement (jamás demostrado). Desde los años 60 los estudios en
Francia, y desde los años 80 en España, han posibilitado cambiar esta imagen. Un
campesinado no sometido, en el que encontramos una estratificación soical importante,
la existencia de diversos feudalismos y el papel de las comunidades campesinas como
activadoras del mercado han roto con aquella fórmula simplista. Los señores no eran en
su mayoría de horca y cuchillo, no poseían la alta jurisdicción, y en diversos territorios
eran gestores de los monopolios o agentes de la producción, que debían pactar con una
comunidad rural que tenía sus propios representantes locales7.
La ignorancia y el olvido de los clásicos.
El redescubrimiento de la Antigüedad ya había surgido en Italia antes del siglo XV. En
la Edad Media los autores latinos son conocidos y no rechazados. Bernardo de Claraval
maneja una prosa nutrida de citas antiguas. De hecho, el siglo XII se da en llamar
humanismo medieval, y la época carolina renacimiento carolingio. ¿Cómo olvidar la
5 RUIZ DE LA PEÑA, Juan Ignacio. Introducción al estudio de la Edad Media, Madrid 1987, pp. 45-115.
6 HUIZINGA, Johan. El otoño de la Edad Media, Reed. Madrid 1990.
7 HEERS, Jacques. La invención de la Edad Media, Madrid 2000.
importancia del pensamiento aristotélico en el siglo XIII con Santo Tomás?. Por medio
de la escolástica se integró en un sistema racional el saber clásico con el cristianismo.
Este autor es considerado tanto por el contenido como por su relación dialogal con el
pensamiento hebreo y árabe de su tiempo un referente universal que consiguió
armonizar la razón y la fe8.
El cristianismo, las gestas de los mártires, después la caballería y las lides,
enriquecieron el bagaje occidental, pero no hicieron tabla rasa del pasado griego y
romano. Carlomagno se trajo hasta Aquisgrán una colección de mármoles esculpidos,
columnas y canceles, tomados de las iglesias bizantinas de Rávena. El interés de
Carlomagno, coronado en Roma en el año 800, y la inspiración de los artistas de su
tiempo se inscriben en una larga tradición clásica. El arte románico desarrollado en
Italia, España y Provenza, se inspira en la Antigüedad romana. Alrededor del año 1000,
las hazañas de Alejandro Magno están presentes en todo Occidente y se difunden en
latín a través de Vita Alexandri, origen de poemas y novelas medievales. La obra y vida
de Virgilio fue conmemorada en la Edad Media. Se postula que construyó una calzada
que une Roma y Nápoles, y fue inspirador de moralistas y compiladores. SE han
contado por docenas las imitaciones de la Eneida en lenguas romances. La Eneida fue
un filón, en especial la leyenda de Troya. La diferencia estriba en que se pasa de
considerar la antigüedad clásica un tesoro por explotar a considerarla en el XVI como
modelo a imitar. Las mismas abadías cistercienses, sobre ser de un mismo estilo
artístico, presentan una reinvención del mismo, siendo diferentes y creativas. Portadas
románicas, capiteles, campanarios, obras admirables pero singularísimas. El ornamento
se hace carne en cada habitante cuando se reinterpreta: aparece la caperuza medieval, la
cogulla de los monjes, ...9
Se divulga la imagen de una Edad Media analfabeta hasta cotas extremas. Sin embargo,
lugares como el actual area metropolitana de Valencia presentan una capacidad de
escrituración común a la zona mediterránea de tradición latina que es riquísima. El
campesino valenciano acude al notario para cualquier operación mercantil, para una
donación a sus hijos, para casarse, para registrar una propiedad, alquilar determinados
8 JUAN PABLO II. Carta encíclica Fides et Ratio, nº 43, Madrid 1998.
9 SERGI, Giuseppe. La idea de la Edad Media, Barcelona 2002, pp. 43-47.
aperos de labranza, para solicitar la nulidad matrimonial o para prestar dinero a su
vecino10.
El clero: agente principal del oscurantismo.
El anticlericalismo de los gobiernos de los estados contemporáneos difundió la patraña
referente a que la Iglesia mantenía a los hombres en la incultura. Los monjes se habrían
reservado celosamente la verdad en el silencio de los claustros. Al contrario, la iglesia
recopiló el saber de la antigüedad en los monasterios y fue la creadora de las
universidades medievales y escuelas en las que se formaron los futuros dirigentes y
letrados de la sociedad.
La contribución de mayor repercusión del cristianismo a la cultura occidental fue no ya
la recuperación de los clásicos o la construcción de un sistema que compaginara el saber
pagano con el cristiano, sino la creación de las universidades. La universitas
magistrorum et scholarium, la unión de maestros y estudiantes, para el beneficio mutuo,
fue un impulso de la Iglesia. Son las universidades un invento medieval, nacidas bajo la
custodia eclesiástica. París, Bolonia, Salamanca, ... La Universidad es una creación de
la cristiandad auspiciada por la jerarquía que nace articulando los saberes a partir de una
comunidad de estudiantes y profesores bajo la autoridad del Papado que concede su
validez internacional y derecho mediante una bula papal. Es más, los maestros
eclesiásticos enseñan gratuitamente en las aulas, lo que acabará postergándolos frente a
los docentes laicos. La preocupación por el pueblo se documenta en 1341 en Valencia,
cuando el obispo de la ciudad amenaza con pena de excomunión a aquellos rectores o
vicarios que no acepten a los estudiantes que acudían todos los sábados a por hisopo y
bacinilla para asperger por las casas y recaudar fondos con que mantener su ciencia11.
También se acusa a la Iglesia medieval de crear supersticiones, cuando fue ella la que
depuró las prácticas sociológicas paganas, creencias primitivas que existían desde
tiempo inmemorial. La Iglesia medieval condena los velatorios de los difuntos en los
cementerios, la difusión de reliquias fabulosas y la expedición de bulas ingeniadas, ...
Es una crítica infundada que se extiende al peregrinaje medieval europeo, auténtico
impulso espiritual de grandes consecuencias para la unión europea. Respecto a los
10 CARDELLS MARTÍ, Francisco A. Cultura material dels llauradors a l’Horta de Valencia al segle
XV, mitjançant protocols notarials, Tesis de licenciatura dirigida por F.Paulino Iradiel y M. Rodrigo,
Univesidad de Valencia 1997.
11 CRUSELLES GÓMEZ, José María. Escuela y sociedad en la Valencia bajomedieval, Valencia 1997,
p. 32.
temores del Año Mil cabe recordar que ha sido una invención posterior, puesto que
ninguna autoridad eclesiástica afirmó la existencia de tales miedos ni la argumentó.
Sólo algunos cléridos como Raúl Glaber hablaron de la especulación intelectual de la
fecha del fin del mundo, citando algunos signos, pero no situados en el año 1000. Fue el
movimiento ilustrado anticlerical del siglo XVIII el que urdió el invento y animó en
Francia e Inglaterra una corriente anticlerical. En especial, en 1791, al calor de la
revolución francesa, permitió la confiscación de los bienes del clero, permitiendo así
“devolverlos” al pueblo. El Año Mil tal como se nos escenifica no existió. Se ha
buscado inútilmente lo insólito que rompa el orden regular de las cosas. La única
crónica anterior al humanismo del XV y del XVI que hace referencia a las catástrofes
milenaristas es la Sigberto de Gemloux, autor del siglo XII y que personalmente no
había visto nada12.
La Escuela de Traductores de Toledo, que tantas páginas de ecumenismo ha levantado,
se debió al impulso de un eclesiástico en el siglo XII, el arzobispo Raimundo, y su
época de máximo esplendor se llevó a cabo bajo el monarca cristiano, Alfonso X el
Sabio (siglo XIII). La labor de la Escuela de Traductores rescató para Occidente las
obras de la sabiduría clásica y se sentaron las bases científicas del futuro. Sin Toledo no
hubiera existido Chartres, ni la Sorbona.
Es más, los detractores acusan a la Iglesia de embrutecer al pueblo con sus enseñanzas,
de traicionar sus preceptos religiosos, llevando vida indigna al acumular riquezas,
pervirtiendo a los laicos con la lascivia y glotonería. Aunque los papas salieron
victoriosos de las pretensiones independentistas de las iglesias nacionales (galicanismo,
anglicanismo) y de la grave crisis del cisma de occidente, no pudieron evitar el
desarrollo de una leyenda negra que les alcanzó. Entre otros embustes, el más conocido
fue el de la papisa Juana, superchería fabricada en el siglo XIII por la pluma de Martín
Polonio, siendo alimentada en el XVI por los protestantes, que añadieron anécdotas a la
leyenda. Al principio se contentaban con mencionar que Juana, una mujer que se hizo
pasar por hombre, Juan el Inglés, ocupó el trono pontifical en 855. ¡ Y se mantuvo en él
dos años!. Añaden muchos detalles de la papisa Juana, el asedio de Roma por francos y
germanos, su encarcelamiento, la liberación por el nieto de Carlomagno, su
entronización, destitución y vuelta; sus amores culpables, intrigas, exilios y venganzas,
entre las que contamos un hijo bastardo. En 1878 se publica un libro anónimo con estos
12 DUBY, Georges. El Año Mil, Una nueva y diferente visión de un momento crucial de la historia,
relatos fantásticos titulado “Le Bâtard de la Papesse”, de gran éxito en Francia. Todo
falso, la Papisa Juana no existió. La cronología de los Papas está perfectamente
establecida y a León IV le sucede a las pocas semanas Benedicto III.
La mujer postergada.
Otro mito considera la Edad Media como la etapa machista por excelencia en la que la
mujer se creía que no tenía alma. Y sin embargo, en la Edad Media la mujer es coronada
igual que el candidato varón al trono. Igual reina que rey. Blanca de Castilla, Leonor de
Aquitania ... dominan un siglo, actuan con plenos poderes en ausencia del rey, por viaje,
enfermedad o muerte. ¿Qué decir de la literatura levantada en torno a Leonor de
Aquitania?. El historiador G. Duby nos recuerda que fue la inspiradora de la poesía
cortesana “la reina de los trovadores”, la mujer más solicitada de Europa, relacionándola
con el infiel Saladino. Dueña de la Aquitania, pasó del lecho de Luis VII de Francia al
de Enrique de Inglaterra, provocando un terremoto europeo y mediando una nulidad
matrimonial. La crónica oficial redactada por un monje cisterciense dice una posible
causa de la separación “no se comportaba como una reina sino como una puta”. Pero no
fue un repudio del varón hacia la mujer, sino que Leonor, once años después del
matrimonio solicitó la nulidad por consanguinidad. El Papa Eugenio III defiende la
institución matrimonial, respetando las formas y renovando los ritos requeridos, en
primer lugar el compromiso mutuo de Luis y Leonor. Tres años después se aireó la idea
de la unión incestuosa y se acabó con la unión. No estuvo sola mucho tiempo. Y llegó la
etapa de Enrique Plantagenet. La vida de Leonor está envuelta de leyenda. A Luis VII le
dio dos hijas, a Enrique tres hijas y cinco hijos. Tras la menopausia ocupó su puesto de
matrona, utilizando su ascendiente sobre sus hijos y tiranizó a sus nueras, maquinando
el matrimonio de sus nietas. Finalmente se retiró a Fontevraud, donde por ironías de la
vida ya estaba sepultado Enrique13.
La primera disposición que aparta a la mujer de la sucesión al trono fue tomada por
Felipe el hermoso, influido por los legistas meridionales. Es el derecho romano el que
no es favorable a la mujer y al niño. Su redescubrimiento en la Baja Edad Media y su
divulgación en el XVI introducirán estas ideas. En Francia, la última reina coronada lo
fue en 1610 por el arzobispo de Reims. En el XVI la coronación de la reina adquirió
menos importancia que la del rey. En el siglo XVII la reina desaparece literalmente de
Barcelona 1992.
escena en provecho de la favorita. En los países latinos acaba siendo la mujer un ser
incapaz de reinar, de suceder, de ejercer un derecho sobre los bienes. La difusión del
derecho romano clásico conduce a retrasar la mayoría de edad de los 12 a los 25 años.,
siendo una regresión del derecho consuetudinario. Los hijos en el siglo XVII
permanecen bajo la tutela paterna hasta los 25 años. Además, desde el siglo XVII la
mujer toma obligatoriamente el nombre del esposo y desde el XVI se necesita el
consentimiento paternal para el matrimonio.
Dentro del despropósito, algunos detractores se atrevieron a afirmar que la Iglesia en el
XV afirmó que las mujeres no tenían alma. No merece la pena responder a esta patraña.
Pero recordaremos que la Iglesia no podría de ser así haber bautizado, confesado y
admitido a la Eucaristía a seres sin alma, ni tampoco podría venerar como santas a
mártires como santa Inés, Cecilia, Agata, ... por no hablar del culto a la Virgen María
desde tiempos de las catacumbas. Y respecto a la formación letrada, recordemos que la
abadesa Eloísa enseñaba griego y hebreo a sus monjas. Y ser abadesa era ser señora
feudal, con poder vastísimo sobre pueblos y parroquias. Otro ejemplo es el de Robert de
Arbrissel en Fontevrault, XII, que sitúa al frente de dos conventos, uno de hombres y
uno de mujeres, una abadesa. Según los protocolos notariales las mujeres actúan en
Francia, y en Valencia aparecen reclamando sus derechos y solicitando las nulidades
matrimoniales pertinentes. Pero, la influencia del derecho romano confina la mujer, que
es apartada de la función en el estado desde 153 por un decreto del Parlamento
francés14.
La condena absoluta a la usura y el encorsetamiento económico.
Algunas obras postulan que el hombre medieval vive abrumado por el poder de la
Iglesia que prohibe y condena la usura. Se obligaba a trabajar a los cristianos con las
manos para expiar los pecados y los negocios quedaban en manos de los judíos. Los
campesinos quedarían endeudados y perderían sus utensilios agrícolas. Los mercaderes
y artesanos no podrían avanzar y la economía seguiría en un estadio de subsistencia
hasta que la Reforma protestante impulsada por hombres de negocios flexibilizaría la
economía. Esta tesis, ya superada, fue propuesta por Max Weber (1864-1920) y tuvo
muchos adeptos.
13 DUBY, Georges. El caballero, la mujer y el cura. Madrid 1992.
14 PERNOUD, Régine. Para acabar con la Edad Media, Medievalia, Barcelona 1999, pp. 85-105.
Sin embargo, el préstamo con interés se practicaba en todas partes y por parte de todo el
mundo, bajo distintas formas. La historia ha demostrado que la multiplicación de
prohibiciones eclesiásticas y reales sobre la usura es señal de su mantenimiento y de la
generalización de las prácticas del préstamo15. El usurero acababa reparando sus errores
por medio de donaciones a los pobres y contribuyendo a obras caritativas, pero en
ocasiones ni esto, no siendo perseguido casi nunca por la iglesia ni por el brazo secular.
Los inventarios post mortem aportan mucha luz al respecto. No olvidemos el hospital
creado por los Datini en Prato, o la capilla de los Scrovegni en Padua, decorada con
pinturas de Giotto.
Tiempo del servilismo.
Otro tópico medieval es la generalización de la servidumbre. La esclavitud caracterizó
la edad antigua y en la democracia ateniense se combinaba el voto con la generalización
de los esclavos. Para la sociedad antigua, la esclavitud era natural y necesaria. El inicio
de la Edad Media es un periodo de progresiva liberación de los esclavos, un tiempo de
libertad obviado por los manuales de texto. No sólo se comete esta injusticia, sino que
se omite la vuelta a la esclavitud en el siglo XVI, época considerada moderna y acuñada
por el humanismo civilizador. Sorprende que nadie denuncie una sociedad antigua
sostenida por mano de obra esclava, que considera a los seres humanos meras cosas. Un
servus medieval no es un esclavo antiguo, no es una cosa, como conocen los
historiadores del derecho. El sentido de la persona humana entre los tiempos antiguos y
el tiempo medieval conoció una mutación irreversible. Desde la época medieval jamás
se podrá practicar la esclavitud con plena conciencia puesto que Dios es el fundamento
del derecho natural y se descubre la dignidad de la persona16.
El complejo de inferioridad: las Cruzadas.
Un error histórico es juzgar los hechos del pasado a partir de las actitudes del presente.
Se ha propagado una amplia literatura que ataca de raíz la ofensiva de la cristiandad más
importante y fundamentada de la historia: la Santa Cruzada. Si nos remontamos a su
origen, y no a su posterior desvirtuación que a la apartó de sus objetivos originarios, la
15 DEPEYROT, Georges. Crisis e inflación entre la antigüedad y la Edad Media, Barcelona 1996, pp. 54-
68.
16 La Sagrada Escritura nos regala el primer precepto de la vida social en el amor al prójimo, ya recogido
en el mandato “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, Lev 19, 18 y la regla de oro recogida en Tobías
“guárdate de hacer jamás al otro lo que no quisieras que otro te hiciese a ti”, Tob 4, 16.
Cruzada nace de la seguridad de Europa, que es capaz de afirmarse, exigir aquello que
es suyo y lanzarse a la recuperación de los Santos Lugares profanados por los turcos.
Existen tres factores ineludibles: primero la pérdida de Jerusalén que cae en manos de
los infieles (turcos) en 1071; segundo la petición de ayuda de la Europa Oriental o
bizantina para recuperar Tierra Santa; y tercero el ideal de Cruzada que latía en
Occidente y permite unir temporalmente a Europa. El entusiasmo que levantó entre las
masas la predicación del Papa Urbano II tuvo repercusiones extraordinarias bajo la
leyenda “Deus vult”. La aportaciones de las Cruzadas a Occidente no han podido ser
borradas: intensificación de los contactos entre oriente y occidente, expansión
económica del norte de Italia y sur de Francia, florecimiento de la economía monetaria,
surgimiento de la burguesía, elevación del nivel cultural gracias al contacto con árabes y
bizantinos, nacimiento y transformación de las Ordenes Militares a su vuelta hacia fines
más humanitarios ...
La persecución de la Iglesia: el peso de la Inquisición.
Respecto a las condenas por brujería, la Edad Media hubo de combinar las tradiciones
paganas de la antigüedad con la verdad de la Iglesia. El obispo de Chartres, Juan de
Salisbury decía en el siglo XII que el mejor remedio contra la enfermedad de la brujería
era “atenerse a la fe, no prestar oídos a mentiras y no prestar atneción a locuras”. Los
primeros procesos mencionados en los textos sobre brujería datan del siglo XV en la
región de Tolosa. Pero el interés crece en el XVI y será el siglo XVII el que incremente
insensatamente el número de procesos de brujería. En 1637 el Papa Urbano VIII pide
prudencia en la persecución. Pese a ello, en la Francia de la Ilustración, en 1718, todavía
tuvo lugar el último proceso de brujería, que acabaría con la hoguera.
Podríamos recordar las persecuciones de Luis XIV sobre los protestantes o en sentido
inverso las formas de opresión de los colonos ingleses irlandeses sobre los católicos
irlandeses o el veto universitario que sufrieron los ingleses católicos hasta 1850.
Y, ¿qué decir de la Inquisición?. En su origen, el término inquisición significa
indagación, y es una recomendación episcopal para evaluar la progresión del mal en la
diócesis. En la herejía cátara fue el conde de Tolosa el primero decidido en combatirlos
y no la Iglesia. Esta sólo tomará partido cuando vea perdida la zona y asesinado su
legado. De manera formal, la Inquisición pontificia nace en fecha tardía, en 1231, a
iniciativa del Papa Gregorio IX, encomendándola para investigar y juzgar herejes. Las
cifras se han exagerado intencionadamente. En el siglo XIII la Inquisición actuó con
firmeza en el Mediodía francés, pero sólo uno de cada 9 eran emparedados y uno de
cada quince sometidos a la pena del fuego. La mayoría son liberados o condenados a
pensas ligeras, como una peregrinación o portar una cruz de tela en el vestido.
La reprobación a las tareas de la Inquisición parten del siglo XVIII y consisten en
manifestar que la Iglesia no tiene derecho a ejercer su jurisdicción, derecho siempre
reconocido por los creyentes. Hasta el siglo XIII lo normal sería excomulgar o también
poner en entredicho a un territorio; pero con el refuerzo de los canonistas
bajomedievales se acude al poder temporal, el recurso a la fuerza para preservar el
poder espiritual, la opción más cómoda pero que confunde los poderes. En el siglo XVI
la Inquisición está en manos de los ryes y emperadores y produce víctimas
desproporcionadas en comparación con las contadas del XIII. En España, judíos y
moriscos padecen la persecución. En el siglo XIII, Fernando III de Castilla, elevado a
los altares y patrono de la juventud, se considerará rey de las tres religiones, una
mentalidad muy diferente a la de Felipe II.
Conclusión: Medievales + 500 años.
La Edad Media es el periodo de la historia que mayor repercusión ha tenido en la
configuración de lo que somos. Si ahondamos en nuestras costumbres, valores,
percepción de la realidad, esquema de estudios, lengua que hablamos, nación a la que
pertenecemos, ... todo refleja una constinuidades asombrosas que proceden del medievo.
Son las denominadas continuidades.
Entre algunas de las continuidades y permanencias más señeras que tienen sus orígenes
en la Edad Media encontramos:
1. La construcción de Europa: el sueño de la unidad. El espacio o solar europeo es
de origen medieval. Lo que llamamos tercer nivel de “la civilización
circumediterránea” correspondería con el Imperio de Oriente o Bizancio, el Islam y
Occidente o la Cristiandad latina. Constantinopla heredó los rasgos del Imperio
romano oriental, con el injerto de la iglesia ortodoxa y la influencia eslava. El Islam
dominó el mundo mediterráneo. La cristiandad latina busca mediante diferentes
restauraciones la unidad del solar europeo (imperios carolino y otónida) y generó un
nuevo tipo de civilización que camina hacia su madurez y alcanzará el apogeo
mediante su expansión a otros continentes (siglos XV y XVI). Esta síntesis europea
lleva grabada la señal de la herida del combate. El Imperio carolingio triunfa hacia
el interior del continente sobre frisones, sajones, bávaros y ávaros; y con dificultad
vence a lombardos y romanos, dos pedazos de la península itálica; mientras que
fracasa en la Península Ibérica, de la que sólo conseguirá la Marca Hispánica. El
testimonio más antiguo de la poesía épica francesa, la Chanson de Roland se centra
en el descalabro que sufre Carlomagno en Roncesvalles, al regreso de su expedición
contra musulmanes de Zaragoza y vascones de Pamplona. Con Carlomagno, en el
siglo IX, se pone en marcha el sistema de moneda única basado en el
monometalismo. Es la fórmula de libras, sólidos y denarios; lliures, sous i diners; 1
libra = 12 sueldos o solidos; 1 sueldo = 20 dineros. El éxito hizo que durara casi mil
años, desapareciendo con las revoluciones liberales y políticas del XVIII y XIX o en
Inglaterra en la actualidad. El nuevo Imperio germánico del siglo X, el de Otón I y
III, refuerza la idea de la Cristiandad para Europa frente a las invasiones de
musulmanes, escandinavos y húngaros.
Hoy Europa es heredera de este espacio, desde una perspectiva macroregional se ha
analizado el espacio en función de la síntesis latina con la germana, eslava o céltica.
Cuando viajamos a un espacio material diferente del europeo sabemos si estamos
dentro de nuestras coordenadas globales de la civilización, en espacios habitados por
descendientes de colonos europeos o por el contrario en zonas apartadas de nuestra
cultura.
2. La ciudad medieval creó un modelo urbano nuevo y lo integró mejor con el
entorno rural, dotándose de un estatuto económico y político capaz de transformar la
sociedad. Allí, dos edificios, el castillo o palacio señorial por un lado y el templo
religioso, son los dos puntos emblemáticos del espacio local. La ciudad era libertad,
pues resultaba la suma de voluntades para encarnar la voz de un nuevo espacio que
no tenía privilegios. La Edad Media nos lega la comuna, el gobierno local, una
especie de asociación que permite garantizar las libertades frente a las intromisiones
ajenas a la comunidad. Frente al modelo de estancamiento urbano aparecen ciudades
al calor de les ferias (Champagne), como las comerciales del norte de Italia, las
industriales de Flandes o las vinculadas a la Hansa germánica, todas polos de
intenso tráfico mercantil europeo en el siglo XIII.
3. Valores de la sociedad: familia, municipio-estado y moral social: el caballero
medieval. Se han transformado las relaciones socio-económicas, pero las formas de
relación y solidaridad familiar tienen un origen medieval. La familia celular es una
invención medieval a imitación de la nazaretana y que se distingue de las familias
amplias de la antigüedad. La familia actual es la de dos generaciones, no la de tres, y
es una familia de orígenes medievales. Las solidaridades de la patria o de grupo y
las concepciones estamentades del orden jerárquico no han sido desarraigadas por
las revoluciones liberales ni por la organización clasista de la sociedad.
La misma moral social de la caballería medieval sigue presente hoy en los usos
sociales postmodernos. Los preceptos y las maneras de vida: honor, respeto a la
palabra dada, cortesía, gestos correctos o incorrectos, saludo, generosidad o
largueza, sentido de culpa y de deber, ... Decimos que uno es todo un caballero
cuando es respetuoso con las damas, protector del débil, cortés en los modales ...
todo un refinamiento apoyado por la Iglesia para domesticar la agresividad de los
combatientes de la antigüedad. Para armarse caballero precisaba confesarse la
víspera, guardar ayuno, recluirse en oración, velar armas y después asistir a misa.
Allí se daba el rito iniciático del espaldarazo o palmada, golpe solemne dado al
aspirante por su padrino con la palma de la mano o con la parte plana de la espada
en la nuca o el hombro.
4. Los fundamentos doctrinales y políticos del Estado. Grandes reinos medievales
predecesores de las naciones actuales. En primer lugar el progresivo desgajamiento
entre lo político y lo religioso. Son campos de actuación específicos. Europa nunca
ha tenido un soberano con los poderes de un califa musulmán. A un lado el obispo,
al otro el rey. En la cúspide el Papa y el Emperador. Ahora bien, otra cosa es la
reflexión teórica sobre el origen del poder. Existe una reflexión cristiana que postula
el origen divino del poder y marca los fines de su ejercicio: justicia, paz y bien
común. Los derechos humanos inalienables se expresa en versión religiosa (derecho
divino) o también como derecho natural.
La importancia de esta aportación cristiana es descomunal, ya que permite condenar
la tiranía, defender los poderes intermedios (señoríos o municipios) y desarrollar el
pactismo entre gobernantes y gobernados.
En este sentido, el desarrollo de las nociones políticas propias del Derecho Romano
desde mediados del siglo XII, la difusión de las ideas aristotélicas (condición natural
de la comunidad política), el reconocimiento de la capacidad autoorganizativa de la
sociedad (familiar, profesional, corporativa, eclesial ...), impulsaron una forma de
gobierno que en su esencia se ha mantenido.
Desde ella puede aparecer el fortalecimiento de la idea de estado medieval. Por eso,
la Plena y Baja Edad Media constata la aparición y consolidación de los estados
feudales, los conocidos reinos medievales: Castilla, Aragón, Francia, Inglaterra, ...
5. Las lenguas romances latinas que hablamos hoy. Las diez lenguas romances surgen
en la Edad Media a partir de la evolución regional del latín vulgar antiguo. Gallegoportugués,
castellano, valenciano-catalán-mallorquín, occitano, francés, sardo,
italiano, rumano, dálmata y reto-románico se consideran lenguas neolatinas. Con el
tiempo, se convertirán en lenguas nacionales. Sus siglos de aparición se inscriben en
la plena edad media, cuando se desarrolla la primera literatura en lengua romance,
cuando los europeos son capaces de asumir su realidad y escribir en la lengua que
hablan, sin temores.
6. Percepción cristiana de la realidad y la toma de conciencia. En especial
destacamos las tres ideas universales de creación, humanidad y tiempo. Creación
que supone que Dios es el Hacedor y Padre y que no soy fruto del azar, sino de un
proyecto, que soy querido y el mundo en el que vivo no es una selva. Humanidad,
que supone que soy hijo de Dios y por lo tanto hermano del resto de personas,
permitiéndome abrirme a otras civilizaciones diferentes, ser católico, universal. La
idea cristiana del tiempo, entre un principio y un fin, es antecedente necesario para
el progreso moderno. Se trata de percibir el devenir hacia una meta de perfección,
que para nosotros está más allá de la historia humana, pues somos herederos de una
vida eterna.
7. La perfección de los principios de la cultura grecoromana mediante el injerto del
cristianismo: en especial conjugar la libertad humana con la actuación divina. La
libertad de conciencia cuenta con el apoyo divino, a través de su gracia, y con el de
los hombres, por la práctica de la caridad. La facultad de la inteligencia se ve
potenciada por la verdad que emana de la revelación de Dios. Se armoniza razón y
fe, naturaleza y gracia, experiencia y misterio. La máxima expresión de este avance
intelectual de la mano del Magisterio de la Iglesia es el nacimiento de la
Universidad. La búsqueda de la verdad y la belleza ha estado impulsada por el ideal
imprescindible y superior a cualquier meditación. Y entre los autores medievales
destaca la labor de Santo Tomás de Aquino, que armonizó la relación fe y razón, ya
que ambas no pueden contradecirse pues proceden de Dios. La fe debe buscar y
confiar en la razón, porque le ayuda a comprender la revelación. Ahora bien, la fe
perfecciona la razón y ésta iluminada por la fe, es liberada de los límites que derivan
de su desobediencia del pecado. Como nos recuerda Su Santidad Juan Pablo II, en
Fides et Ratio, uno de los dramas del hombre contemporáneo es la progresiva
separación de fe y razón, de naturaleza y gracia, debiendo recuperar la unidad
profunda que nos permita ser coherentes.
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