MITO GRIEGO - ROBERT GRAVES - EL MITO PELASGO DE LA CREACION
_
EL MITO PELASGO DE LA CREACIÓN
EL MITO PELASGO DE LA CREACIÓN
_
a. En el principio (Eurínome, la Diosa de Todas las Cosas, surgió
desnuda del Caos, pero no encontró nada sólido en qué apoyar
los pies y, en consecuencia, separó el mar del firmamento y danzó
solitaria sobre sus olas. Danzó hacia el sur y el viento puesto en
movimiento tras ella pareció algo nuevo y aparte con que poder
empezar una obra de creación. Se dio la vuelta y se apoderó de
ese viento norte, lo frotó entre sus manos y he aquí que surgió la
gran serpiente Ofión. Eurínome bailó para calentarse, cada vez
más agitadamente, hasta que Ofión se sintió lujurioso, se enroscó
alrededor de los miembros divinos y se ayuntó con la diosa. Ahora
bien, el Viento Norte, llamado también Bóreas, fertiliza; por
ello las yeguas vuelven con frecuencia sus cuartos traseros al
viento y paren potros sin ayuda de un semental3. Así fue como
Eurínome quedó encinta.
b. Luego asumió la forma de una paloma aclocada en las olas, y
a su debido tiempo puso el Huevo Universal. A petición suya
Ofión se enroscó siete veces alrededor de ese huevo, hasta que se
empolló y dividió en dos. De él salieron todas las cosas que existen,
sus hijos: el sol, la luna, los planetas, las estrellas, la tierra
con sus montañas y ríos, sus árboles, hierbas y criaturas vivientes.
c. Eurínome y Ofión establecieron su residencia en el monte
Olimpo, donde él irritó a la diosa pretendiendo ser el autor del
Universo. Inmediatamente ella se golpeó en la cabeza con el talón
le arrancó los dientes de un puntapié y lo desterró a las oscuras
cavernas situadas bajo la tierra4.
3Plinio: Historia natural IV. 35 y VIII. 67; Homero: Ilíada XX. 223.
4 Sólo unos fragmentos poco esclarecidos de este mito prehelénico-sobreviven en la literatura griega
de los cuales los más extensos son los de Apolonio de Rodas. Argonautica i.496-505, y Tzetzes: Sobre
Licofrón; 1191; pero está implícito en los Místerios Orficos y se puede restaurar, como se hace arriba, con
el Fragmento Berosiano y las cosmogonías tenidas citadas por Philo Byblius y Damascio; con los elementos
cananeos del relato de la creación hebrea; con Higinio (Fábula 197; véase 62.a) ; con la leyenda
beocia de los dientes del dragón (véase 58.5); y con el arte ritual primitivo. Que todos los pelasgos nacieron
de Ofión lo indica su sacrificio común, el Peloría (Ateneo: xiv 45.639-40), pues Ofión era un Pelor, o
'serpiente prodigiosa'.
d. A continuación la diosa creó las siete potencias planetarias y
puso una Titánide y un Titán en cada una: Thía e Hiperion para el
Sol; Febe y Atlante para la Luna; Dione y Cno para el planeta
Marte; Metis y Ceo para el planeta Mercurio: Temis y Eurimedonte
para el planeta Júpiter; Tetis y Océano para Venus: Rea y
Crono para el planeta Saturno5. Pero el primer hombre fue Pelasgo,
progenitor de los pelasgos; surgió del suelo de Arcadia, seguido
de algunos otros, a los que enseñó a construir chozas, alimentarse
de bellotas y coser túnicas de piel de cerdo como las que la
gente pobre lleva todavía en Eubea y Fócida6.
*
1. En este sistema religioso arcaico no había hasta entonces dioses ni sacerdotes
sino solamente una diosa universal y sus sacerdotisas, pues la mujer
constituía el sexo dominante y el hombre era su víctima asustada. No se
honraba la paternidad y se atribuía la concepción al viento, la ingestión de
habichuelas o a la deglución accidental de un insecto; la herencia era matrilineal
y a las culebras se las consideraba encarnaciones de los muertos. Eurínome
(«amplio vagabundeo») era el título de la diosa como la luna visible;
su nombre sumerio era Iahu («paloma eminente»), título que más tarde
pasó a Jehová como el Creador. Fue en forma de paloma como Marduk la
dividió simbólicamente en dos en el Festival de Primavera babilónico,
cuando inauguró el nuevo orden mundial.
2. Ofión, o Bóreas, es la serpiente demiurgo del mito hebreo y egipcio;
en el arte mediterráneo primitivo se muestra constantemente a la Diosa en
su compañía. Los pelasgos nacidos de la tierra, cuya pretensión parece
haber sido que habían brotado de los dientes de Ofión. eran originariamente,
quizás, el pueblo de los «géneros pintados» neolítico; llegaron a la tierra
firme de Grecia desde Palestina alrededor de 3500 a. de C.. y los primeros
helenos —inmigrantes del Asia Menor que habían pasado por las Cicladas—
los encontraron ocupando el Peloponeso setecientos años después.
Pero el nombre de «pelasgos» llego a aplicarse vagamente a todos los habitantes
pre-helénicos de Grecia. Así Eurípides (citado por Estrabón
cuenta que los pelasgos adoptaron el nombre de «danaides» a la llegada a
5 Homero: Ilíada ; Apolonio de Rodas: ii.1232; Apolodoro: ; Hesíodo: Teogonía.; Estéfano
de Bizancio sub Adana; Aristófanes: Las aves .; Clemente de Roma: Homilías ; Proclo
sobre el Timeo de Platón.
6 Pausanías
Argos de Dánao y sus cincuenta hijas.Las censuras de su conducta
licenciosa (Herodoto) se refieren probablemente a la costumbre
pre-helénica de las orgías eróticas. Estrabón dice en el mismo pasaje
que a los que vivían cerca de Atenas se los llamaba Pelargi («cigüeñas»):
quizás esa era su ave totémica.
3. Los Titanes («señores») y las Titánides tenían sus equivalentes en la
astrología babilonia y palestina primitiva, en la que eran deidades que regían
los siete días de la semana planetaria sagrada; y pueden haber sido introducidas
por los cananeos o hititas, colonia que se estableció en el Istmo
de Corinto a comienzos del segundo milenio a. de C.,o también
por los heladas primitivos. Pero cuando el culto de los Titanes fue abolido
en Grecia y la semana de siete días dejó de figurar en el calendario oficial,
su número fue citado como doce por algunos autores, probablemente
para hacer que correspondieran con los signos del zodíaco. Hesíodo, Apolodoro,
Estéfano de Bizancio, Pausanias y otros dan listas contradictorias
de sus nombres. En el mito babilonio los gobernantes planetarios de la semana,
a saber, Samas, Sin, Nergal, Bel, Beltis y Ninib, eran todos varones,
excepto Beltis, la diosa del amor; pero en la semana germana, que los celtas
habían tomado del Mediterráneo oriental, el Domingo, el Martes y el Viernes
eran gobernados por Titánides, en lugar de Titanes. A juzgar por el carácter
divino de las parejas de hijos e hijas de Éolo, y el mito
de Níobe , se decidió, cuando el sistema llegó por primera vez
a la Grecia pre-helénica desde Palestina, emparejar a una Titánide con cada
Titán, como medio de salvaguardar los intereses de la diosa. Pero antes de
que pasara mucho tiempo los catorce quedaron reducidos a una compañía
mixta de siete. Las potencias planetarias eran las siguientes: el Sol para la
iluminación, la Luna para el encantamiento. Marte para el crecimiento,
Mercurio para la sabiduría, Júpiter para la ley. Venus para el amor. Saturno
para la paz. Los astrólogos griegos clásicos, de acuerdo con los babilonios,
adjudican los planetas a Helio, Selene, Ares, Hermes (o Apolo), Zeus,
Afrodita y Crono, cuyos equivalentes latinos, citados anteriormente, todavía
dan el nombre a las semanas francesa, italiana y española.
4. Al final, míticamente hablando, Zeus devoró a los Titanes, incluyendo
su propio ser anterior, puesto que los judíos de Jerusalén adoraban a un
Dios transcendente, compuesto por todas las potencias planetarias de la
semana, teoría simbolizada en el candelabro de siete brazos y en los Siete
Pilares de la Sabiduría. Los siete pilares planetarios elevados cerca de la
Tumba del Caballo en Esparta estaban, según Pausanias,adornados
a la manera antigua, y quizá tenían relación con los ritos egipcios introducidos
por los pelasgos.Si los judíos tomaron la teoría
de los egipcios, o al contrario, no se sabe con seguridad; pero el llamado
Zeus Heliopolitano, del que trata A. B. Cook en su Zeus, era de
carácter egipcio y llevaba bustos de las siete potencias planetarias como
ornamentos frontales en su cuerpo y, habitualmente, también bustos de los
restantes olímpicos como ornamentos traseros. Una estatuilla en bronce de
este dios se encontró en Tortosa, España; otra, en Biblos, Fenicia; y una
estela de mármol de Marsella muestra seis bustos planetarios y una figura
de cuerpo entero de Hermes —a quien se da también la mayor prominencia
en las estatuillas—, probablemente como el inventor de la astronomía. En
Roma, Quinto Valerio Sorano pretendía igualmente que Júpiter era un dios
transcendente, aunque allí no se observaba la semana como en Marsella,
Biblos y (probablemente) en Tortosa. Pero a las potencias planetarias nunca
se les permitió influir en el culto olímpico oficial, pues se las consideraba
no griegas (Herodoto), y por lo tanto antipatrióticas: Aristófanes (La
paz) hace decir a Trigeo que la Luna y «ese viejo bellaco, el Sol»
preparan una conspiración para entregar Grecia a los persas.
5. La afirmación de Pausanias de que Pelasgo fue el primer hombre testimonia
la continuación de una cultura neolítica en Arcadia hasta la época
clásica.
a. En el principio (Eurínome, la Diosa de Todas las Cosas, surgió
desnuda del Caos, pero no encontró nada sólido en qué apoyar
los pies y, en consecuencia, separó el mar del firmamento y danzó
solitaria sobre sus olas. Danzó hacia el sur y el viento puesto en
movimiento tras ella pareció algo nuevo y aparte con que poder
empezar una obra de creación. Se dio la vuelta y se apoderó de
ese viento norte, lo frotó entre sus manos y he aquí que surgió la
gran serpiente Ofión. Eurínome bailó para calentarse, cada vez
más agitadamente, hasta que Ofión se sintió lujurioso, se enroscó
alrededor de los miembros divinos y se ayuntó con la diosa. Ahora
bien, el Viento Norte, llamado también Bóreas, fertiliza; por
ello las yeguas vuelven con frecuencia sus cuartos traseros al
viento y paren potros sin ayuda de un semental3. Así fue como
Eurínome quedó encinta.
b. Luego asumió la forma de una paloma aclocada en las olas, y
a su debido tiempo puso el Huevo Universal. A petición suya
Ofión se enroscó siete veces alrededor de ese huevo, hasta que se
empolló y dividió en dos. De él salieron todas las cosas que existen,
sus hijos: el sol, la luna, los planetas, las estrellas, la tierra
con sus montañas y ríos, sus árboles, hierbas y criaturas vivientes.
c. Eurínome y Ofión establecieron su residencia en el monte
Olimpo, donde él irritó a la diosa pretendiendo ser el autor del
Universo. Inmediatamente ella se golpeó en la cabeza con el talón
le arrancó los dientes de un puntapié y lo desterró a las oscuras
cavernas situadas bajo la tierra4.
3Plinio: Historia natural IV. 35 y VIII. 67; Homero: Ilíada XX. 223.
4 Sólo unos fragmentos poco esclarecidos de este mito prehelénico-sobreviven en la literatura griega
de los cuales los más extensos son los de Apolonio de Rodas. Argonautica i.496-505, y Tzetzes: Sobre
Licofrón; 1191; pero está implícito en los Místerios Orficos y se puede restaurar, como se hace arriba, con
el Fragmento Berosiano y las cosmogonías tenidas citadas por Philo Byblius y Damascio; con los elementos
cananeos del relato de la creación hebrea; con Higinio (Fábula 197; véase 62.a) ; con la leyenda
beocia de los dientes del dragón (véase 58.5); y con el arte ritual primitivo. Que todos los pelasgos nacieron
de Ofión lo indica su sacrificio común, el Peloría (Ateneo: xiv 45.639-40), pues Ofión era un Pelor, o
'serpiente prodigiosa'.
d. A continuación la diosa creó las siete potencias planetarias y
puso una Titánide y un Titán en cada una: Thía e Hiperion para el
Sol; Febe y Atlante para la Luna; Dione y Cno para el planeta
Marte; Metis y Ceo para el planeta Mercurio: Temis y Eurimedonte
para el planeta Júpiter; Tetis y Océano para Venus: Rea y
Crono para el planeta Saturno5. Pero el primer hombre fue Pelasgo,
progenitor de los pelasgos; surgió del suelo de Arcadia, seguido
de algunos otros, a los que enseñó a construir chozas, alimentarse
de bellotas y coser túnicas de piel de cerdo como las que la
gente pobre lleva todavía en Eubea y Fócida6.
*
1. En este sistema religioso arcaico no había hasta entonces dioses ni sacerdotes
sino solamente una diosa universal y sus sacerdotisas, pues la mujer
constituía el sexo dominante y el hombre era su víctima asustada. No se
honraba la paternidad y se atribuía la concepción al viento, la ingestión de
habichuelas o a la deglución accidental de un insecto; la herencia era matrilineal
y a las culebras se las consideraba encarnaciones de los muertos. Eurínome
(«amplio vagabundeo») era el título de la diosa como la luna visible;
su nombre sumerio era Iahu («paloma eminente»), título que más tarde
pasó a Jehová como el Creador. Fue en forma de paloma como Marduk la
dividió simbólicamente en dos en el Festival de Primavera babilónico,
cuando inauguró el nuevo orden mundial.
2. Ofión, o Bóreas, es la serpiente demiurgo del mito hebreo y egipcio;
en el arte mediterráneo primitivo se muestra constantemente a la Diosa en
su compañía. Los pelasgos nacidos de la tierra, cuya pretensión parece
haber sido que habían brotado de los dientes de Ofión. eran originariamente,
quizás, el pueblo de los «géneros pintados» neolítico; llegaron a la tierra
firme de Grecia desde Palestina alrededor de 3500 a. de C.. y los primeros
helenos —inmigrantes del Asia Menor que habían pasado por las Cicladas—
los encontraron ocupando el Peloponeso setecientos años después.
Pero el nombre de «pelasgos» llego a aplicarse vagamente a todos los habitantes
pre-helénicos de Grecia. Así Eurípides (citado por Estrabón
cuenta que los pelasgos adoptaron el nombre de «danaides» a la llegada a
5 Homero: Ilíada ; Apolonio de Rodas: ii.1232; Apolodoro: ; Hesíodo: Teogonía.; Estéfano
de Bizancio sub Adana; Aristófanes: Las aves .; Clemente de Roma: Homilías ; Proclo
sobre el Timeo de Platón.
6 Pausanías
Argos de Dánao y sus cincuenta hijas.Las censuras de su conducta
licenciosa (Herodoto) se refieren probablemente a la costumbre
pre-helénica de las orgías eróticas. Estrabón dice en el mismo pasaje
que a los que vivían cerca de Atenas se los llamaba Pelargi («cigüeñas»):
quizás esa era su ave totémica.
3. Los Titanes («señores») y las Titánides tenían sus equivalentes en la
astrología babilonia y palestina primitiva, en la que eran deidades que regían
los siete días de la semana planetaria sagrada; y pueden haber sido introducidas
por los cananeos o hititas, colonia que se estableció en el Istmo
de Corinto a comienzos del segundo milenio a. de C.,o también
por los heladas primitivos. Pero cuando el culto de los Titanes fue abolido
en Grecia y la semana de siete días dejó de figurar en el calendario oficial,
su número fue citado como doce por algunos autores, probablemente
para hacer que correspondieran con los signos del zodíaco. Hesíodo, Apolodoro,
Estéfano de Bizancio, Pausanias y otros dan listas contradictorias
de sus nombres. En el mito babilonio los gobernantes planetarios de la semana,
a saber, Samas, Sin, Nergal, Bel, Beltis y Ninib, eran todos varones,
excepto Beltis, la diosa del amor; pero en la semana germana, que los celtas
habían tomado del Mediterráneo oriental, el Domingo, el Martes y el Viernes
eran gobernados por Titánides, en lugar de Titanes. A juzgar por el carácter
divino de las parejas de hijos e hijas de Éolo, y el mito
de Níobe , se decidió, cuando el sistema llegó por primera vez
a la Grecia pre-helénica desde Palestina, emparejar a una Titánide con cada
Titán, como medio de salvaguardar los intereses de la diosa. Pero antes de
que pasara mucho tiempo los catorce quedaron reducidos a una compañía
mixta de siete. Las potencias planetarias eran las siguientes: el Sol para la
iluminación, la Luna para el encantamiento. Marte para el crecimiento,
Mercurio para la sabiduría, Júpiter para la ley. Venus para el amor. Saturno
para la paz. Los astrólogos griegos clásicos, de acuerdo con los babilonios,
adjudican los planetas a Helio, Selene, Ares, Hermes (o Apolo), Zeus,
Afrodita y Crono, cuyos equivalentes latinos, citados anteriormente, todavía
dan el nombre a las semanas francesa, italiana y española.
4. Al final, míticamente hablando, Zeus devoró a los Titanes, incluyendo
su propio ser anterior, puesto que los judíos de Jerusalén adoraban a un
Dios transcendente, compuesto por todas las potencias planetarias de la
semana, teoría simbolizada en el candelabro de siete brazos y en los Siete
Pilares de la Sabiduría. Los siete pilares planetarios elevados cerca de la
Tumba del Caballo en Esparta estaban, según Pausanias,adornados
a la manera antigua, y quizá tenían relación con los ritos egipcios introducidos
por los pelasgos.Si los judíos tomaron la teoría
de los egipcios, o al contrario, no se sabe con seguridad; pero el llamado
Zeus Heliopolitano, del que trata A. B. Cook en su Zeus, era de
carácter egipcio y llevaba bustos de las siete potencias planetarias como
ornamentos frontales en su cuerpo y, habitualmente, también bustos de los
restantes olímpicos como ornamentos traseros. Una estatuilla en bronce de
este dios se encontró en Tortosa, España; otra, en Biblos, Fenicia; y una
estela de mármol de Marsella muestra seis bustos planetarios y una figura
de cuerpo entero de Hermes —a quien se da también la mayor prominencia
en las estatuillas—, probablemente como el inventor de la astronomía. En
Roma, Quinto Valerio Sorano pretendía igualmente que Júpiter era un dios
transcendente, aunque allí no se observaba la semana como en Marsella,
Biblos y (probablemente) en Tortosa. Pero a las potencias planetarias nunca
se les permitió influir en el culto olímpico oficial, pues se las consideraba
no griegas (Herodoto), y por lo tanto antipatrióticas: Aristófanes (La
paz) hace decir a Trigeo que la Luna y «ese viejo bellaco, el Sol»
preparan una conspiración para entregar Grecia a los persas.
5. La afirmación de Pausanias de que Pelasgo fue el primer hombre testimonia
la continuación de una cultura neolítica en Arcadia hasta la época
clásica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario